Carregador 1118

Tony es un personaje completo, despojado y que el documental retrata en toda su complejidad humana. La fuerza expresiva de la película está en su cara silenciosa, en los primeros planos, como si la cámara fuera a encontrar lo que pasa por su interior.En Carregador 1118, Eduardo Consonni y Rodrigo Marques recurren a la observación directa evitando la intervención de la cámara (aunque esta intervención sea siempre inevitable). No hay testimonios, no hay narración, ni ningún tipo de discurso. Es la mirada sin cronología, sin convenciones narrativas. Esta preocupación por retratar la autenticidad y la no manipulación del discurso genera un profundo sentido de reverencia y respeto por el hombre tanto en la soledad del hogar como en el tumulto del trabajo.Estamos frente a un documental consistente en sus 64 minutos, con la virtud de carecer de pretensiones. Es simplista y honesto. El binomio de directores le escapa a lo panfletario, lo discursivo, lo melodramático. Confían en el personaje elegido y con solo eso logran salir adelante. Un hallazgo.