2015-09-04

Mi sombra y yo

327 cuadernos

Desde los 16 años, Ricardo Piglia comenzó a registrar los sucesos de su vida en un diario. En la década de 1950 y 1960, durante el contexto político del país y debido a la dedicación política de su padre, la familia se mudó a Mar del Plata, un viaje que Piglia necesitaba liberar a través del lenguaje escrito. Según el propio Piglia, escribir en su diario lo llevó a la escritura y a su carrera como escritor. A lo largo de los años, los cuadernos se acumularon y hoy en día suman 327, con distintas formas y encuadernaciones.

Con 73 años, Piglia ha decidido dejar su vida académica en Princeton y regresar a Buenos Aires. Su retorno a su ciudad natal marca también el regreso de toda una vida plasmada en papel. Es hora de releer esos cuadernos y pasarlos en limpio.

Andrés Di Tella documenta la apertura de estos cuadernos, acompañando a Piglia mientras busca diferentes formas de representar un tiempo fantasmal del pasado. El documental, organizado en fragmentos, se convierte en un diario fílmico paralelo. Se exploran distintos modelos de diarios fílmicos de otros escritores para ver si funcionan y luego seguir otras formas, destacando la combinación de subjetividades entre el director y el autorretrato del propio Piglia.

El documental muestra la complejidad de mostrar el tiempo creativo, especialmente si es en el pasado y solo existe la relación entre el escritor y su propio texto. Con vergüenza y nostalgia, Piglia lee los cuadernos a cámara, acomodándolos y tocándolos. En ciertos momentos, no comprende su propia letra, y nunca faltan los encuentros con papeles sueltos y fotos muy antiguas de su infancia. Es una reflexión constante sobre el tiempo y la memoria.

Piglia menciona a Emilio Renzi, el personaje que ha sido su alter ego a lo largo de sus libros, lo que introduce la idea del doble y la otra vida que pudo haber tenido. La ciudad de Buenos Aires deja de tener una sola posibilidad y se convierte en una amalgama de presente y pasado, enriqueciendo así el resultado del documental.

327 cuadernos utiliza un amplio material de archivo para anclar la realidad a lo que se lee frente a la cámara, proporcionando un marco histórico que se relaciona con la subjetividad del joven que escribía sobre sí mismo. Esto abre nuevas posibilidades y aumenta los fantasmas e incluso la sombra de la ficción, ya que la voz de Piglia y las imágenes de otras vidas construyen nuevas historias y voces, sugiriendo que los diarios podrían hablar de la vida de una tercera persona, casi una persona inventada.

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