2015-04-21

La alegría y la desmesura

Mortadelo y Filemón contra Jimmy El Cachondo

Con un arranque a lo 007, Filemón se despierta de un sueño en donde es todo lo que nunca pudo ni podrá ser en la vida real. Bajo la coordinación del director, Filemón aceptará una misión: encontrar un archivo súper secreto de la T.I.A. (algo así como una organización contra el crimen) y mantener oculto a un criminal. Secundado por Mortadelo, su fiel amigo, claramente nada podrá ser resuelto sin antes hacer volar por los aires a todo el pueblo. Pero Jimmy El Cachondo, un villano con cara de Marty Feldman, con muy pocas luces pero mucha suerte, tratará de impedir que la misión encomendada llegue a buen puerto.La desmesura que Javier Fesser imprime a la película es la misma con la que miles de lectores se encontraban mensualmente en el cómic de Ibañez, un autor que junto a Manuel Vazquez crearon los personajes más pintorescos del panorama ilustrado de España. Fesser viene también de adaptar La Gran Aventura de Mortadelo y Filemón (2003) con un resultado no tan brillante en cuanto a lo visual y mucho menos tan colorido.El slapstick y la screw ball comedy son el punto de referencia para un universo único que supo “educar” a miles de lectores con aventuras disparatadas bien podrían ser trasladadas a cualquier lugar del mundo. El looserismo como herramienta de sentido y el golpe de suerte necesario para seguir adelante terminan entremezclándose con la cultura popular, con una irrupción a los estudios de “Gran Fulano”, una suerte de Gran Hermano dirigido por la tiránica “YO-YO”.Javier Fesser no da tregua. La panza duele de tanto reírse con una de las historias más similares a su fuente que el cine nos ha entregado. Mientras tanto cómic de superhéroes anda llenando pantallas y quitando lugar a películas que puedan aportar, además de acción, una crítica a la sociedad de consumo, a la burocracia, al egoísmo de los empleados, de los jefes, de las empresas, de las multinacionales, como en este caso.Mortadelo y Filemón contra Jimmy El Cachondo es el vehículo más acabado para que los que aún no conocen al cómic se acerquen, y los que sí puedan disfrutar de una comedia disparatada en donde el sinsentido marca el ritmo de todo.
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