2014-11-23

CINEAR - 7 Puntos

Crítica de "Salud rural", el médico amigo de Darío Doria

Cuando la vocación excede no ya a aquello que por decisión y voluntad se encarna en el cuerpo, es cuando personas como Serrano posibilitan un acercamiento al otro diferente, algo que genera una aproximación clara y verdadera a una temática que de otra forma sólo generaría vaguedad y vacío.Darío Doria es un hábil voyeur, que en la naturalidad con la que imprime a las imágenes de la actividad del médico permite una empatía no solo ya con el doctor, sino también con la persona que atiende y a la que siempre, oh casualidad, la acompaña un grupo variopinto de familiares.

Justamente a través de largas secuencias, el director se acerca a ellos para demostrar que en materia de salud si bien hay libros que dictaminan qué hacer y qué no, su capacidad para comprender desde otro lugar a los pacientes marca la diferencia.La elección del blanco y negro, tal vez, es una manera de generar distancia, porque Salud rural no es un film que se queda en la casuística, o la mera enumeración y presentación de situaciones, sino que avanza sobre cada uno de los personajes para demostrar que la tarea que diariamente Serrano lleva a cabo, abarca mucho más que el conocimiento medicinal.

Salud rural es un documental que interpela al espectador con situaciones que exceden su planteo y que invitan a reflexionar no sólo sobre el estado del sistema médico en el país, sino que principalmente busca meditar sobre una situación que abarca una coyuntura mucho más amplia y socio cultural, aquella que se relaciona directamente con la concepción sobre el cuerpo y los cuidados en momentos difíciles.

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