2013-04-15

Recuerdos imaginados

Locaciones: Buscando a Rusty James

¿Cómo recordar un lugar en el que nunca se ha estado? Se pregunta Alberto Fuguet con aire literario. Una pregunta retórica y ambigua, pero directa y sincera sobre su llegada a Tulsa y además una pregunta que conecta cada rincón de dicha ciudad con alguna escena de La ley de la calle. Entonces para él dicha ciudad sólo existe en tanto pueda hilarlo a alguna parte de la película. Así Tulsa se vuelve fantasmagórica y enigmática ya que nunca se ve a los entrevistados (ni al mismo Fuguet) sino sólo ciudad y más ciudad, más nostalgia en blanco y negro. Esas voces que se escuchan son más voces chilenas (amigos y conocidos de Fuguet) que cuentan su relación con una película que los marcó e incluso los despertó de la pesadilla del adolescente perdido para encaminarlos a la adultez o a otra etapa. Y varios se volvieron fanáticos de la película, hecho que genera la participación del espectador desde el recuerdo y la nostalgia compartida por una película de ficción o por una canción o por un libro, que impactó profundamente. En el caso de la película de Fuguet se puede sentir que el impacto que La ley de la calle produjo fue a toda una generación. Es atractiva la manera como Fuguet recrea la ciudad de distintas maneras y la utiliza lo más que pueda. Sobre todo para reflexionar sobre el tiempo, el cine y sus imágenes y la conversación que puede darse con el espectador. Y muchas veces esas imágenes por más que sean imaginarias son vitales para otros. Incluso deja en claro que, aunque uno quiera ser o busque ser como Rusty James o su hermano o alguno de los personajes del cine, en esa búsqueda lo que van a encontrar  son los lugares y las ciudades, que después van subsistir en la memoria. Y toda esa mirada vuelve a este documental no sola una buena experiencia cinematográfica, sino también literaria. Un día Fuguet estaba en el taller de Donoso y este le dijo que no servía para la literatura. Un día después de dejar el taller, Fuguet vio La ley de la calle y sintió que se le abría una nueva puerta. Un día muchos años después, Fuguet decidió volver a ver La ley de la calle para ver si le seguía produciendo el mismo efecto. Un día más años después todavía, Fuguet quiso visitar Tulsa y ver si la ciudad era el lugar en blanco y negro que lo había marcado a través de la película. Bajo ese encadenamiento de hechos, Fuguet hizo esta película siguiendo, de manera efectiva, un procedimiento onírico del recuerdo y le quedó una obra muy personal y brillante.
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