2012-12-31

Toda acción implica una reacción

Cloud Atlas: La Red Invisible

Seis relatos en seis épocas distintas a través de seis géneros diferentes: Uno transcurre en el pasado, cuando un compositor homosexual deja a su pareja para ayudar a componer a un prestigioso y anciano músico. El otro corresponde a los tiempos actuales, cuando un editor de libros hace una insospechada fortuna y tras ser perseguido por la mafia se recluye en un geriátrico. En otro, una tribu que vive en comunidad es visitada por seres del futuro mientras son acosados por caníbales. El más extraño quizás sea la futurista en un Estado totalitario en Corea donde un grupo de robots humanoides encargados de brindar servicios a consumidores deciden revelarse al sistema. La última es la de un escritor que entabla relación con un esclavo negro a bordo de un barco. El mayor valor de Cloud Atlas: La Red Invisible es la manera de enlazar las historias como si se tratase de una sola. Porque el film adquiere sentido coral al trabajar conceptual y filosóficamente cada relato, convirtiendo en un gran mega relato con tintes épicos a la película en su totalidad. Para lograr dicha misión hay un detallista trabajo en el montaje, casi perfecto, que genera idea de unidad continuamente. Por otra parte está el elaborado guión cinematográfico que funciona milimétricamente. Hay un gran esfuerzo de los actores en componer distintos personajes en cada relato, algunos muy disímiles entre sí. El caso que mejor refleja lo mencionado es el de Tom Hanks, mostrando un amplio abanico de seres con igual compromiso y credibilidad. El mafioso autor del libro que interpreta es sin dudas su mejor actuación en años. Quizás la mayor duda que cae sobre Cloud Atlas: La Red Invisible sea su explicita reflexión constante acerca de lo visto en pantalla, con frases redundantes que reafirman el mensaje de la historia. Se sabe la noción filosófica/espiritual/trascendental que Andy y Lana Wachowski tienen de la vida: es como si la charla de diez minutos entre Neo y Morpheus en Matrix se prolongase durante más de dos horas. Quien se sienta atraído por el contenido de los diálogos se deleitará profundamente e incluso pueda sentirse frente a una obra maestra. Quien no lo haga, tardará en entrar en la historia y terminará extrañando la acción.
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