La boda de mi ex

Los siete personajes principales no solo ya se conocen, sino que cada uno tiene una historia ya forjada con el otro. Las relaciones ya están maduras, las opiniones formadas y eso repercute en el trato entre ellos. Descubrir cada conflicto, es el factor que hace interesante al film. El central yace en la relación entre Laura Rosen (Katie Holmes) y Lila Hayes (Anna Paquin), quienes son las típicas amigas que se quieren pero se detestan, en gran parte debido a su ex novio y novio, Tom McDevon (Josh Duhamel), respectivamente. Las dos parejas consolidadas de la película, Tripler (Malin Akerman) y Pete (Jeremy Strong), Jake (Adam Brody) y Weesie (Rebecca Lawrence), tienen conflictos más sutiles pero no por eso menos atrayentes. Lástima que ninguno de los actores se desprende del estereotipo de personaje que suelen interpretar, sólo con una excepción que es el de Elijah Wood. Pero el resto –incluida Anna Paquin, quien solía caracterizarse por hacer films independientes con actuaciones destacadas– no sorprende con su actuación sino que perfectamente se pueden tomar los personajes de los respectivos actores, colocarlos en otras de sus anteriores películas y serían iguales. Wood, sin embargo, hace un papel que la audiencia no está acostumbrada a ver; es ácido y altanero aunque por momentos reluce la pasividad de Frodo. La estética de La boda de mi ex contribuye al aire nostálgico y ambiguo de la trama. Refleja el deseo de los personajes de volver a la universidad y, en cierta forma, de cambiar el presente. Junto con la estética mencionada, el final contribuye a ese sentimiento y enfatiza esa ambigüedad.