2011-03-15

¡Viva la TV Basura!

Un despertar glorioso

Becky Fuller (Rachel McAdams) es una productora de TV obsesiva por el trabajo y carente de vida propia. Es decir, vive para el trabajo. Asignada a un programa matutino, se enreda en la difícil tarea de mejorar el rating para no ser despedida. Para ello contrata al respetado y malhumorado periodista de investigación Mike Pomeroy (Harrison Ford), que le traerá más problemas que soluciones. Hasta aquí la trama se basa en una pelea de egos entre sus conductores estrella: Coleen Peck (Diane Keaton), una suerte de Maru Botana engreída, y el mencionado Pomeroy, un Santo Biasatti inteligente, por mencionar dos paralelos porteños. La subtrama plantea una cuestión ética mucho más grave: el entretenimiento burdo del programa matutino, que apela a cualquier recurso para levantar el rating contra el periodismo informativo serio. Diane Keaton representa el lado pasatista de la TV y Harrison Ford el serio -y aburrido para el filme-, el costado intelectual y de reflexión. Esta subtrama pasa por alto a simple vista porque la narración está centrada en la pobre Becky y su lucha con ambos personajes para conservar su puesto de trabajo. Como ella es joven, necesita trabajar y hacer carrera no tiene ninguna pretensión ideológica. Por ende el filme resuelve todo –entiéndase simplifica- a una guerra de egos entre ambos conductores estrella: la pasatista y el comprometido con la realidad. La productora tratará de apaciguar las aguas, hacer que convivan para que el programa no desaparezca. Un despertar glorioso refiere en su título a la convivencia armoniosa que debe haber entre entretenimiento y noticias. Lo glorioso viene a significar el éxito, única posibilidad de ser feliz en el medio, motor de la otra subtrama, la que tiene a Becky pudiendo dejar su obsesión por el trabajo y entablar una relación con el chico que le gusta, sólo cuando al programa le va bien. Y es en este sentido que la película da tristeza porque da por sentado varios tópicos que maneja la televisión como medio éticamente incorrectos. Uno es que el éxito trae la felicidad y el otro que la TV basura debe convivir con la seria. O peor: que la TV seria debe existir siempre y cuando pueda ser entretenida. Paradójico es el papel de Harrison Ford, cuya carrera tiene paralelos con su personaje, un periodista que luego de una larga trayectoria y de estar un tiempo fuera del aire vuelve a este programa matutino a humillarse. Harrison Ford, luego de una prolífera carrera y de estar desparecido de la cartelera en producciones directo al dvd, vuelve a la pantalla grande con esta comedia humillante. Entiéndase, Un despertar glorioso como producto cinematográfico que pretende ser (comedia romántica clásica que apela a los estereotipos, con personajes entrañables y carismáticos, bien actuada, etc.) cumple sus requisitos. El problema es la ideología que subyace en ella.
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