2011-01-17

Algo en común

La vieja de atrás

La vieja de atrás se centra en la relación entre una anciana de ochenta años (Adriana Aizemberg) y un joven de la Pampa que vive al final del pasillo (Martín Piroyansky). Sus vidas empiezan a fusionarse por una falta que compete a ambos: su soledad en el mundo. La narración lenta, por momentos tediosa, remarca la falta de reacción de sus protagonistas ante la vida en el film de Meza, que peca de contar con una cantidad de frases y situaciones inverosímiles. La relación entre protagonistas resulta forzada en algunos pasajes. Por ejemplo la anciana pasa de cascarrabias a bondadosa bruscamente. Aunque, y más allá de lo mencionado, el segundo film de Pablo José Meza (Buenos Aires 100 km) se destaca por la descripción de pequeños momentos y climas y por  priorizar los gestos de sus protagonistas ante cada situación, logrando inmiscuirnos en la tediosa rutina de dos seres que se encuentran en la soledad de la vida en la ciudad, ese extraña circunstancia que produce el vivir rodeado de una multitud de gente. Con esta simple pero atractiva premisa La vieja de atrás sostiene su extenso metraje gracias a una gran actuación de Adriana Aizemberg y la continua confrontación con el personaje –habitual- de Martín Piroyansky.
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