2010-01-29

Crudo Relato en Forma de Musical

Sweeney Todd: el barbero demoníaco de la calle Fleet

La anécdota se remonta a la llegada del otrora barbero feliz (Depp), enviado prisionero al otro lado del mundo por orden de un juez déspota, con la finalidad de adueñarse de su bella mujer.  El tiempo pasa, y el hombre decide volver para cobrarse venganza.  Al re-instalarse en su antigua ciudad, irá a parar al mismo lugar en donde vivía con su esposa y su hija, ahora apropiada.  La señora Lovett volverá a rentarle su propiedad, y en un mutuo juego de re-descubrimiento de sus deseos perdidos irán mostrando sus aspectos más sombríos.  El barbero verá en la señora Lovett una herramienta más para cumplir su sed de venganza, en tanto ella verá en él la posibilidad de ser feliz. Como en toda tragedia, el héroe camina hacia lo inexorable.  Si ese camino se hace apasionante, es porque el relato elude toda premisa moral para instalarse en las contradicciones que los martirizan.   Pronto la dupla protagónica encontrará en el mundo culinario la posibilidad de formar una empresa que los ayuda en sus respectivos propósitos, a un costo muy alto.  Como en otras películas, Burton nos cuestiona acerca de quién es el monstruo.  Si en Batman Vuelve nos enfrentaba a tal dilema exponiendo las flaquezas morales del Pingüino y las del alcalde, aquí deja afuera del juego a las generaciones más jóvenes, aún vírgenes ante la corrupción que los rodea.  Sweeney Todd es, también, la exposición de tres historias de amor.  La primera, es una historia trunca que deviene venganza.  La segunda es una historia ilusoria, desplegada en la imaginación de la señora Lovett (Helena Bonham Carter), que alcanza su apogeo en el sueño que la muestra junto al barbero, alejados de la opresiva ciudad.  La tercera es la historia de los jóvenes amantes (la hija del barbero y su acompañante de viaje), que el relato deja en absoluto misterio. Tanto el fotógrafo Dariusz Wolski como el diseñador Dante Ferreti supieron hacer una ambientación a la medida de la demencia de los personajes, mimetizados con el entorno.  Burton utilizó el primer plano para reflejar todo su pathos, al mismo tiempo que las estilizadas coreografías resultaron un buen carril (y no un mero artilugio) para profundizar en sus atormentadas personalidades.
Te puede interesar