2009-10-22

Se esconde tras tus ojos

Paranoid Park

Gabe Nevins compone a un adolescente skater y abúlico cuyo mundo interior se llena de sentido una vez que se sube a su tabla de skate.  La fotografía de Christopher Doyle captura esos estilizados momentos en formato de 8 mm.  Esta elección técnica permite distanciar el mundo cotidiano del joven de su mundo privado, pero al mismo tiempo desarticula en varios tramos del film la trama policial que desarrolla luego de un accidente en el cual muere un guardia de seguridad.  Y que lo involucra de manera directa. Paranoid Park es un film decididamente polisémico, no sólo porque  mezcla con fluidez un registro intimista con una trama policial, sino que también lo es por su voluntad de esquivar todo juicio moralizante sobre el destino de su (anti)héroe.  Su estructura reitera situaciones y muestra algunas otras que –desde una mirada superficial- dan la sensación de que no tienen nada para agregar, como por ejemplo los diálogos con el padre y con la novia.  Pero si están donde están es –precisamente- para cobrar significación en la mente de un espectador activo que contempla cómo el joven pierde la noción del tiempo para zambullirse en una profunda reflexión metafísica.  Aquellas escenas cobran sentido de manera paradigmática, tejen todo un mundo interior que el film muestra en pleno estado de desestabilización. Otro de los puntos interesantes del film es la manera en la que muestra una comunidad de adolescentes que son solidarios entre sí.  El primer acercamiento del protagonista a un trouppe de skaters parece destinada a la concertación de una sociedad hostil, que nunca se produce.  Porque finalmente, la película de Van Sant es una mirada enternecedora sobre la adolescencia, y mucho de este logro está en la potente composición de Nevins, capaz de desnudar todo un mundo interior arriba de un par de ruedas.
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