2009-08-05

No va a ninguna parte

Algún lugar en ninguna parte

Con la muerte en los talones. La película comienza en un hospital donde Oscar (Fernando Cia) va a hacerse un chequeo de rutina, allí mismo presencia un suicidio que lo lleva a un viaje a un pueblo del interior donde visita a un cliente y presencia otra muerte. Un antiguo amor (Selva Aleman); recuerdos, sueños, encuentros con amigos (Daniel Dibiase) son algunas de las situaciones que atraviesa Oscar en su recorrido. ¿Cómo sabes que vas a morir? Pregunta Oscar a otro personaje, de los tantos que se encuentra en su andar…”te avisa” le responde el hombre. Así, y con una estructura narrativa circular, comienza el film de Dinenzon, buscándole al hecho de morir la misma causalidad de un encuentro amoroso o una confesión de un desconocido. Pero todo el planteo –válido por cierto- se reduce a la expresión del rostro de Fernando Cia, sin lograr sostener tales giros (¿de la vida?) del guión y forzado a enfrentar los diálogos más inverosímiles. La propuesta del film, interesante y compleja, no consigue salir ilesa de las mismas vueltas de la vida que se representan. Cada hecho adquiere un tono específico -la visita a la madre, el encuentro sexual- y la conjunción de éstos termina siendo brusca e irreal para el espectador. Este cine autobiográfico, del viaje al interior del país como metáfora de búsqueda interna también, y como Oscar, recibe el llamado de su inminente muerte. “La muerte te avisa” pues, evidentemente, éste es el aviso.
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