Agente Internacional

La historia gira alrededor de un agente de Interpool protagonizado por Clive Owen y una asistente del fiscal de distrito de Nueva York (Naomi Watts).  Juntos emprenderán una cruzada casi mortal para desenmascarar la corrupción bancaria tan en boga en estos días. El film, al igual que las películas de Bourne, nos presenta un recorrido por las diferentes ciudades del mundo; Berlín, New York, Milán, que servirán de escenario para que el agente Salinger vaya desentrañando una red mafiosa que incluye a las más altas esferas de la política y la sociedad mundial. Para ello, su realizador Tom Tykwer no sólo se sirve del uso de un montaje veloz sino también de elipsis espaciales que le proveen ritmo y tensión a la trama. Agente Internacional está provisto de escenas de acción al por mayor, pero sin perder la veracidad en la historia, y eso es lo que lo convierte en un thriller creíble y de denuncia -principal diferencia de lo que sucedía con Bourne-. La escena de persecución en el museo juega con el realismo y lo inverosímil al unísono, logrando comprometer el relato sin que la forma se vuelva tediosa. Clive Owen crea un personaje duro, apático, casi un antihéroe; al igual que Matt Damon lo hacía  con Jason Bourne, pero con la diferencia de que éste muta a un héroe creado desde la antítesis de sí mismo, que pese a su inflexibilidad logra con su cometido: “desenmascarar a los malvados”. Como en los tiempos que corren, Agente Internacional pone en los titulares del cine un hecho de suma actualidad, pero al no ser que nos afecte directamente, no seremos partícipes. La corrupción bancaria que desató una de las crisis económicas mundiales más grandes de la historia se desnuda en esta mega producción que la Sony decidió estrenar en el momento indicado. Si no le gustan las de acción encontrará denuncia o caso contrario, viceversa. Sirve para entender un poco lo que leemos todos los días en los diarios pero con entretenimiento.