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Crítica de “Beau tiene miedo”, Joaquin Phoenix y el origen del terror según Ari Aster
Excesiva, demencial y barroca propuesta del director y guionista de “Hereditary” y “Midsommar” sobre el principio de todos los miedos, según él, anclado al vínculo madre e hijo.

Un llanto de bebé se escucha en la oscuridad. Una imagen borrosa y gritos fuera de campo de una madre, dirigidos a los médicos que la ayudan a dar a luz. El título de la película inunda la pantalla en una extraña declaración de lo que viene: la traumática relación de un hijo con su madre. Para Ari Aster, el germen de todos los miedos que pueden atormentar en vida a un individuo.
Ese ser perturbado psicológicamente por su madre se llama Beau y es interpretado por un siempre correcto Joaquin Phoenix, cuya locura llega a niveles impensables si los comparamos con su Joker. Cuando Beau tiene que visitar a su madre entra en crisis y toda la película será una sucesión de situaciones mostradas desde su punto de vista distorsionado. Las pesadillas se hacen realidad.
Beau tiene miedo (Beau si Afraid, 2023) es una película de terror psicológico pero también una comedia negra -negrísima- sobre un hombre de cincuenta que tiene una vida paralizada por la influencia negativa de su madre. El viaje a visitarla será un calvario para él que deambula entre la culpa y el deseo con un miedo constante a flor de piel. Para el cineasta el temor a la inseguridad, a vulnerar su privacidad, a ser atacado físicamente, es fruto de la falta de cariño y contención materna. Algo muy bien descrito en la apocalíptica secuencia inicial en su vecindario que nos representa su patética vida.
Ari Aster hace su película más personal en una suerte de exploración surrealista del terror en términos psicológicos (el film abre con una sesión de terapia) pero también en términos sensoriales, un viaje dantesco a las entrañas de las pesadillas más íntimas y personales de un individuo. Por eso el film está sobrecargado de densidad dramática y existencial.
En el segundo acto una puesta barroca abusa del meta texto: La obra de teatro dentro del bosque (a la cual el protagonista ingresa y se convierte “en” la película) o los recuerdos que se transforman en sueños recurrentes e invaden la realidad. La obra representa los deseos del protagonista que imagina quién podría haber sido hasta su vejez en otras circunstancias de vida. Un episodio lleno de animaciones y coloridos escenarios.
El último acto del film muestra el origen del miedo con tabúes (el amor reprimido hacia otra mujer) y mitos originarios (el complejo de Edipo y la pulsión de muerte) asociados a la figura de la madre. El nido materno con sus traumas infantiles es el epicentro del terror primigenio, escapar o hundirse en el abismo existencial serán las opciones del protagonista.
Beau tiene miedo es de esas películas imposibles que aparecen cada tanto (Babylon de Chazaelle, Madre de Aronofsky, El misterio de Silver Lake de David Robert Mitchell) que valen por el riesgo asumido, por llevarnos sin sutilezas hasta el fondo de su osada propuesta. Por más hartazgo que generen y pretenciosas que parezcan, expresan una actitud fascinante y abrumadora por igual. Gusten o no gusten no dejan de ser una experiencia única que merece, con sus advertencias, ser vista.