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Crítica de “Agente Fortune: El gran engaño”, Guy Ritchie entre juegos, trampas y espías

Después de la muy buena “Justicia Implacable”, Guy Ritchie se despacha con esta comedia de acción que sigue el tono y estilo de su primera producción, también con Jason Statham.

miércoles 17 de julio de 2024

Juegos, trampas y dos armas humeantes (Lock, Stock and Two Smoking Barrels, 1998) fue el debut que marcó el estilo de Guy Ritchie en el cine y también, la presentación de Jason Statham. Personalidades que forjaron una amistad y que, desde Justicia Implacable (Wrath of Man, 2021), volvieron a pactar proyectos en común. Pero si Justicia Implacable elaboraba un tono soberbio y efectivo en materia de cine de acción, Agente Fortune: El gran engaño se alinea con el estilo cómico paródico del cineasta de Sherlock Holmes (2009) en un formato de thriller de espías.

La historia sigue al agente Orson Fortune (Jason Statham) quien es llamado para una misión: rastrear y detener la venta de una tecnología moderna (inteligencia artificial) que maneja el multimillonario Greg Simmonds (Hugh Grant). Para lograrlo, recluta a la estrella de Hollywood, Danny Francesco (Josh Hartnett), y forma equipo con algunos de los mejores operativos del mundo (interpretados por Aubrey Plaza, Cary Elwes, Bugzy Malone). Juntos confrontan con otro equipo de los servicios secretos para lograr el objetivo.

La producción sigue la clásica estructura narrativa de los thrillers de espías sin aportar nada nuevo, donde diversas ciudades de gran importancia histórica y cultural (mostradas con un paneo publicitario) se convierten en el escenario perfecto para los encuentros entre los agentes de inteligencia. Estos expertos en camuflaje decodifican códigos y emplean métodos poco convencionales para capturar a los criminales. Esta dinámica añade persecuciones a través de edificios y calles.

Jason Statham aporta su carisma al convertirse en el rol protagónico de la historia, haciendo lo que mejor sabe: pegar patadas y puñetazos. Hugh Grant interpreta al villano del relato, personificando de manera exagerada a un millonario desagradable y carismático al mismo tiempo, en una película que tampoco se toma demasiado en serio a sí misma.

Guy Ritchie regresa a sus raíces con una película caracterizada por su humor británico y saltos constantes entre espacios y tiempos de manera efectista. Su mayor virtud radica en la creación de una serie de personajes estrafalarios y ocasionalmente divertidos, inmersos en un argumento que no termina de convencer. Agente Fortune: El gran engaño puede que esté muy lejos de sus mejores películas, pero ofrece un entretenimiento pasajero y funcional para pasar el rato.

5.0
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