Crítica de “FUBAR”, Arnold Schwarzenegger y una parodia sin gracia

Esta producción busca emular a Mentiras verdaderas (True Lies, 1994), una de las mejores películas del actor fuera de la saga del robot que viene del futuro. Sin embargo, la serie carece tanto del encanto como de la gracia de aquella película dirigida por James Cameron. Se limita a reproducir clichés y chistes fáciles de las películas de espionaje, sin lograr captar el tono narrativo adecuado.

La trama sigue a Luke (un Schwarzenegger con menos movimiento que cuando hacía de Terminator), un espía de la CIA a punto de jubilarse. Obligado a realizar una última misión, descubre que su hija Emma (Mónica Bárbaro) también es una espía en peligro y, el veterano agente queda obligado a entrar en acción una vez más. En esta serie de 8 episodios, ambos deben derrotar a los villanos y reconectar un vínculo que nunca estuvo bien forjado.

FUBAR (2023) busca el humor sin alejarse completamente del género de espionaje pero no logra destacarse en ninguna de las dos áreas: se limita a recorrer los tópicos más comunes del género sin aportar nada nuevo, y su humor se vuelve básico y simplista hasta el punto de resultar involuntario. Aunque se insinúa un atractivo cuando la serie hace guiños al espectador al recrear escenasñ emblemáticas de la carrera del actor, estas situaciones carecen de eficacia.

La serie es comparable con otra producción lamentable de Netflix protagonizada por Jean-Claude Van Damme, titulada El último mercenario (Le dernier mercenaire, 2021). Una película francesa que pretendía burlarse del actor de Soldado Universal (Universal Soldier, 1991), al igual que esta fallida serie hace lo propio con el veterano Arnold. Ambas cometen los mismos errores: creen que la simple presencia de un héroe de acción musculoso, rodeado de un grupo variopinto de adolescentes, es suficiente para atraer a una audiencia cada vez menos exigente con la plataforma de streaming. El resultado es igualmente bochornoso.