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Crítica de "Cerrar los ojos", Víctor Erice en el laberinto de los recuerdos

"Cerrar los ojos" (2023), la última obra del aclamado director Víctor Erice, es una película que explora de manera cautivadora los temas de la identidad y la memoria. A través de una narrativa simbólica y evocadora, Erice sumerge al espectador en un mundo en el que los recuerdos se convierten en la esencia misma de dos amigos, cuyas vidas estuvieron íntimamente ligadas por una película inacabada.

La trama se centra en un director de cine y un actor que, debido a circunstancias desconocidas, no han vuelto a verse desde que su proyecto cinematográfico quedó suspendido en el tiempo. El actor desapareció misteriosamente durante el rodaje, dejando tras de sí un vacío en la historia y en su propia existencia, ya que ha perdido por completo la memoria de quién era.

La película nos sumerge en la búsqueda de respuestas a través de la entrevista televisiva sobre el actor desaparecido, cuyo contenido se encuentra almacenado en dos grandes latas en el taller del editor. A medida que el relato avanza, Erice nos lleva hábilmente entre la realidad contemporánea de los personajes y la reinterpretación de lo sucedido, entre la memoria y la imaginación, entre aquellos que siguen vivos y aquellos que se han desvanecido en el olvido.

El estilo cinematográfico de Erice combina elementos del cine clásico de ficción con una búsqueda más moderna y vanguardista. Esta mezcla crea una atmósfera única y evocadora que transporta al espectador a un universo legendario, donde los protagonistas enfrentan dilemas propios del ser humano: la muerte, la desaparición de seres queridos y el paso del tiempo.

El elenco de Cerrar los ojos es excepcional, encabezado por la talentosa Ana Torrent, quien había protagonizado la primera película de Erice. Junto a ella, actrices como María León, Petra Martínez y Soledad Villamil, así como los actores Mario Pardo, Elena Miquel y José María Pou, brindan interpretaciones emotivas y llenas de matices, dando vida a personajes complejos y atormentados.

En última instancia, Cerrar los ojos no solo apela a los amantes del cine, sino a todos aquellos que han enfrentado la pérdida o la desaparición de seres queridos, y que reflexionan sobre los tiempos pasados. La película nos invita a sumergirnos en la esencia de la existencia humana, explorando los vínculos profundos entre la identidad, la memoria y el arte. Erice logra transmitir un mensaje poderoso sobre la fragilidad de la vida y la trascendencia de la creación artística, dejando una huella duradera en la mente del espectador.

8.0
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