Crítica de "El Castigo" o la oscura maternidad de Matías Bize

La película se centra en las relaciones de pareja, especialmente en la maternidad, cuando ésta no es tan idílica como la que suele ofrecer el imaginario colectivo. La trama se desarrolla a través de un único plano secuencia de 86 minutos, sin un solo corte de cámara, lo que la convierte en un ejemplo de cine artesanal y creativo. Este reto alcanzado por el director Matías Bize convierte a El Castigo en una película excepcional.

Desde la primera escena, somos testigos de la desaparición del hijo de Ana y Mateo en el bosque. A partir de ese momento, la acción se desarrolla en ese frondoso bosque, metáfora del oscuro torbellino emocional en el que se ha sumergido la pareja. La búsqueda incesante y obsesiva de sus padres, ayudados en algún momento por la policía, conduce el drama al momento de la verdad de este matrimonio que, al menos en apariencia, llevaba una vida normal y feliz en familia.

La actriz chilena Antonia Zegers construye un papel contundente como la madre desolada y llena de sentimientos de culpa. El resto del elenco también encaja perfectamente en sus roles, incluyendo al marido, Néstor Cantillana, y a la policía, Catalina Saavedra. El Castigo es un buen ejemplo del mejor cine latinoamericano, sin alardes, pero de gran calado formal y emocional.