Crítica de “Bad Boys para siempre”, Will Smith y Martin Lawrence en una saga intacta

Han pasado 25 años desde el estreno de la primera película y más de 15 años desde el estreno de la segunda, lo cual plantea un interrogante sobre la recepción del público hacia esta producción. Sin embargo, la magia sigue intacta y gracias a un guión ingenioso y efectivo, Bad Boys para siempre (Bad Boys for life, 2020) mantiene un ritmo que la hace volar, y ofrece momentos ocurrentes de humor.

La trama de la película sigue a Marcus (Martin Lawrence), quien tiene ganas de retirarse para dedicarse a su familia, pero un atentado contra su amigo Mike (Will Smith) por motivos de venganza personal los obliga a volver a la acción. Los policías de Miami hacen chistes sobre su edad (ya no son los "chicos malos" del título) y sobre el leitmotiv musical de la saga, lo que fundamenta su vínculo y los lleva a perseguir a criminales nuevamente. Además, se suma a ellos un equipo de jóvenes policías para ayudarlos (Alexander Ludwig, Paola Núñez, Vanessa Hudgens) y el Capitán Howard (Joe Pantoliano) regresa para apadrinarlos.

El proyecto está liderado por el legendario Jerry Bruckheimer, quien, junto con el fallecido Don Simpson, produjo éxitos como Un detective suelto en Hollywood (Beverly's Cop, 1984) y Top Gun (1986). Fiel a su estilo, Bruckheimer imprimió a Bad Boys para siempre un ritmo vertiginoso. Michael Bay fue reemplazado por los realizadores belgas Bilall Fallah y Adil El Arbi, quienes hicieron un gran trabajo al replicar la estética publicitaria y grandilocuente de Bay.

La película sigue la clásica estructura de buddy movie, donde las dosis de humor son tan importantes como las secuencias de acción. El éxito de la propuesta radica en el vínculo familiar entre los personajes que, al igual que en Arma Mortal 3 (Lethal Weapon III, 1992), en esta tercera parte se amplía hacia el pasado y hacia el futuro.

Bad Boys para siempre se estrenó en cines en enero de 2020, justo antes del cierre de salas por la pandemia. La película encontró un éxito arrollador en Netflix (ya que los estudios Sony no tienen su propia plataforma) y se convirtió en un objeto de culto vital y dispuesto a seguir replicándose.