Bastien Bouillon y la deconstrucción del machismo en “La noche del crimen”

¿Qué se siente estar en Argentina, en este festival, representando al cine francés?
La noche del crimen es una película que aprecio mucho y con la cual me siento completamente en sintonía. Estoy muy orgulloso y me siento honrado de venir a presentarla. Argentina tiene una gran tradición cinéfila, así que para mí es aún más gratificante.

La cinta que protagonizás no es una película sencilla. Toca varios temas: la estructura policial, la violencia de género, la sociedad. ¿Cómo fue participar de una película así?
Hay películas que son una sola idea. Eligen solamente contar una historia. Pero el cine es más que eso, es imagen y sonido. Había trabajado anteriormente con Dominik Moll -en Solo los animales (2019)- y él se destaca en la construcción de los escenarios, de las historias. Al leer el guión, me di cuenta que era algo importante. La película empieza con una pantalla que explica y, de a poco, empieza a introducir sus decorados, sus imágenes, utilizando al cine como medio de comunicación en toda su globalidad.

En la cinta interpretás a Yohan, un investigador muy serio y obsesivo, algo distinto a lo que personificaste en la anterior obra de Moll. ¿Cómo desarrollaste este personaje?
Me sentí honrado de poder encarnarlo y de participar en este proyecto. A través del guión, intuí varias cosas subyacentes de Yohan. Encontramos una visión común de la partitura que tenía que interpretar. El libreto está basado en un libro que Dominik estudió y, además, tuvo que nutrirse de la realidad. Él hizo una inmersión en la policía de una semana, por lo que yo podía apoyarme ciento por ciento en eso. No tenía que hacer ninguna manipulación de armas, ningún gesto técnico, lo único que a mí me quedaba era trabajar la interioridad del personaje.

Hay algunas escenas durante la película que son muy tensas y que provocan que el espectador quiera seguir viendo lo que se está contando. Pero también, hay momentos en los que Yohan se desconecta de lo que está viviendo y decide ir a un velódromo a andar en círculos en bicicleta. ¿Qué análisis podés realizar de esto y de su importancia para la historia?
Por un lado, es evidente que la investigación está dándole vueltas en la cabeza. Además, gira en falso porque no llega a buen puerto. Ese velódromo está rodeado por montañas, lo que conforma un escenario, como una especie de pequeño teatro que oprime. Por otro lugar, también había unas indicaciones al inicio en el guión que decían que el personaje era alguien que era muy nervioso y muy peleador de joven, por lo que la bicicleta le había permitido canalizar estas características y descargar la tensión.

¿Cómo fue que lo profundizaron?
Dominik pasó una semana en la Policía Judicial. Esto le permitió observar que hay tanta tensión que es muy común que los policías salgan a hacer ejercicio o andar en bicicleta o nadar. A mí me pasa algo parecido cuando escribo, cuando estoy buscando una idea y no la encuentro. A veces estoy manejando, o estoy lavando los platos, y la idea aparece porque estoy concentrado haciendo algo puntual. En el caso del personaje, él está muy concentrado en la pista pero, al mismo tiempo, la cabeza sigue estando en otra parte.

Esas escenas ameritan un gran despliegue físico. ¿Vos realmente las hiciste?
Sí, realmente entrené para eso. Para los ensayos técnicos, había un extra para no agotarme.

El lenguaje cinematográfico es universal, al igual que los temas que aborda la película. La violencia de género se ve en la mayoría de las sociedades del mundo. Haciendo foco en los personajes femeninos de la historia, ¿Cómo analizás los vínculos de tu personaje con las mujeres que aparecen en la cinta -la jueza, la joven investigadora y la amiga de Clara, la victima del crimen-?
En la película, la historia se sucede a través de mi personaje, que es el que va llevando la causa. Por lo tanto, lo que se va transitando genera un impacto en mí, en Yohan. La primera frase que se destaca de estos personajes femeninos la dice la amiga de Clara: “Yo le voy a decir a usted por qué la mataron a mi amiga. La mataron porque es mujer”. Luego, la otra frase es de la joven policía: “¿No te parece extraño que los hombres sean los que cometen los crímenes y también los que los investigan?”. Todo eso a Yohan lo hace pensar mucho. A su vez, el contacto que tiene con la jueza, la cual indica que “si no encontramos, si no estamos encontrando al culpable es porque cualquiera de estos hombres podría haberla matado”. Al relacionarse con estas mujeres va construyendo su propia idea y, al mismo tiempo, intenta deconstruir el machismo de sus colegas policías.

La película viene de ganar 7 premios César. ¿Qué se siente haberlos obtenidos y, en especial, el que vos ganaste (Mejor Actor Revelación/Joven Esperanza)?
Era el más viejo entre los nominados en esa categoría (risas). Para mí fue un honor haber estado nominado junto a ellos porque son actores muy grandes. Cuando recibí el premio, lo primero que dije fue: “Un Cesar por haber conservado la esperanza, aun cuando sé que lo más difícil está por venir.” Creo que una gran carrera crece en la medida en que se va estirando con el tiempo. Lo que sí veo es que se han acelerado muchísimo las propuestas que me llegan y eso cambia mucho el panorama. Pero la cosa es que cuando te lleva tiempo y cuando realmente la tuviste que remar, hay que tener cuidado y no ser muy glotón para no aburrir al espectador y que conserve las ganas de ir a verte.

Y en esa sintonía, ¿Hay algún próximo proyecto que nos puedas contar?
Voy a formar parte de "Monsieur Aznavour", la biopic de Charles Aznavour -Tahar Rahim lo interpreta-. Está prevista para el 2024 y será una mega producción. Estoy muy contento.