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Crítica de “Navalny”, el tendencioso documental ganador del Oscar

Producido por la CNN, el film busca posicionar al opositor ruso Alekséi Navalny, envenenado en 2020, como un líder social contra el gobierno de Vladímir Putin.

lunes 13 de marzo de 2023

Alekséi Navalny parece un político construido por los medios. Lo escuchamos hablar de la corrupción del gobierno de Putín sin mostrar un solo dato al respecto, habla de libertad y del valor de la democracia ante sus seguidores que llevan globos a sus actos. Lo cierto es que el tipo tiene millones de seguidores en Twitter, su red social favorita, donde publica videos en contra del gobierno ruso. Videos viralizados con mucha velocidad y levantados por medios de comunicación también opositores a Putin.

En el año 2020 sufrió una descompensación a bordo de un vuelo y fue hospitalizado de urgencia. Después de los reclamos de su esposa Yulia, logran exiliarse en Alemania donde los médicos de ese país confirman que se trató de envenenamiento. Navalny tiene la certeza de que los servicios del Kremlin encargaron su asesinato y está dispuesto a investigarlo. Por eso hace un video para su canal de Twitter donde llama por teléfono a agentes de los servicios esperando la confirmación del delito.

El film comienza con Alekséi Navalny presentándose frente a cámara para contar su historia y, en ese mismo acto, alerta a la producción su plan de regresar a Rusia donde, según él, será asesinado. Pero nada de eso pasa, lo detienen y continúa preso hasta el día de hoy. Tal vez de manera injusta siga en prisión, tal vez Putin sea el demonio que Navalny sugiere, pero la película dirigida por Daniel Roher lejos está de demostrarlo.

Las entrevistas a familiares y la investigación de Bellingcat y CNN tienen la rigurosidad periodística de un programa de Viviana Canosa, que busca más la indignación social (de la manera más burda posible) que acercarse realmente a la verdad. Se puede hacer un documental ideológico, e inclusive tendencioso, pero con información solvente para al menos poner en duda los relatos y que después el espectador saque sus propias conclusiones. No es este el caso.

Navalny (2022) busca construir la imagen de mártir con su figura, y darle el envión mediático necesario a su causa. El premio Oscar al mejor documental no hace más que afirmar dicha teoría.

2.0
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