Crítica de “Las nadadoras”, las hermanas Mardini y el deporte como salvación

Las nadadoras (The Swimmers, 2022) es la clásica historia de superación personal que tiene al sacrificio como valor fundamental para hacerle frente a la adversidad presentada por el destino. Lo atractivo del film es que combina el relato deportivo con una cruda historia de refugiadas sirias. Llegar hasta Alemania escapando de la guerra se convierte en un objetivo tan imposible como obtener la medalla de oro en los Juegos Olímpicos.

Las hermanas Yusra y Sara Mardini (interpretadas por las también hermanas Nathalie y Manal Issa) son nadadoras de alta competición en su Siria natal. Su padre, un ex nadador, las entrena con el fin de que representen a su país en los próximos Juegos Olímpicos. Pero la guerra intercede violentamente en su camino y las chicas eligen exiliarse en el primer mundo para tener un futuro. Embarcadas con grupos ilegales que prometen sacarlas del país, atraviesan los mil y un problemas para llegar al viejo continente. El más memorable es cruzar nadando el Mediterráneo hasta Grecia gracias al instinto de supervivencia pero sobre todo, de superación.

El film se presenta desde una narrativa clásica para adentrarnos desde el minuto cero en la vida de las protagonistas. Son adolescentes con sueños y deseos y su inocencia se verá interrumpida por el conflicto bélico de su país. Obligadas a madurar con velocidad apoyándose únicamente la una en la otra, podrán salir adelante de cada obstáculo que ponga en riesgo sus vidas.

Las nadadoras apela a varias resoluciones fáciles pero efectivas para contar su historia. Bucea en el melodrama con cada discusión familiar, presenta de manera estética las sensaciones adolescentes con música pop y unifica por montaje sus alegrías y frustraciones. Caer en la cama es caer en la pileta, ver debajo del agua el misil cara a cara es la guerra interponiéndose literalmente en su camino, etc. Recursos evidentes, sencillos de comprender, para no abrir a interpretaciones y llevar al espectador por una única lectura y sumergirlo en el agua con las protagonistas. De este modo sufrimos con ellas y anhelamos su prominente futuro, al punto de la emoción inmediata que surge luego de cada logro, abrazo y cara de felicidad. 

Sally El Hosaini hace una película redonda en términos de éxito y satisfacción. Porque sabe combinar el relato de superación con el drama que atraviesan a diario miles de refugiados. Pero también cuenta desde la mirada ingenua de dos chicas que deben madurar a los golpes y explotar sus habilidades deportivas para sobrevivir. Los elementos justos que, bien combinados, generan un producto para el gran público que no puede fallar.