Crítica de "Caleidoscopio", la serie sobre un atraco que puede verse sin un orden cronólogico

“Amarillo", "Naranja", "Verde", "Azul", "Rojo", "Violeta", "Rosa" y "Blanco" son los nombres de cada uno de los capítulos que componen Caleidoscopio, más uno de apenas un minuto llamado "Negro", una suerte de prólogo que describe las reglas para seguir el relato que puede verse en cualquier orden sin que se altere el resultado final, pero siempre teniendo en cuenta que el octavo capítulo ("Blanco"), dedicado al robo, debe ser el último. El visionado desordenado es posible porque cada uno de los episodios corresponde a un flashback (que puede ir hasta los 25 años anteriores al atraco) o, en su defecto, a un flashforward (hasta seis meses posteriores al hecho). Una estructura más cercana a la antología que a la serialidad, a pesar de que se trate de la misma historia y los mismos personajes.

Protagonizada por Giancarlo Esposito, Rufus Sewell, Paz Vega, Jai Courtney, Peter Mark Kendall, Tati Gabrielle y Rosaline Elbay, la historia se centra en Leo Pap, un hombre que tras acabar en la cárcel por la traición de su socio elabora un plan de escape y pergeña un atraco para vengarse de quien lo abandonó. El plan consiste en saquear una impenetrable caja fuerte donde se guarda un botín millonario. Para lograrlo se reúne de un grupo de expertos en la materia como Ava Mercer, una abogada española criada en Argentina, cuyos padres fueron desaperecidos por la dictadura de Videla; Stan Loomis, un inocente pero inteligente ladrón; Jordan Mendoza, el veloz chófer; Judy Goodwin, una experta en explosivos y su esposo Bob especializado en abrir cajas fuertes.

Caleidoscopio, inspirada libremente en el caso real sobre los setenta mil millones de dólares en bonos que desaparecieron en Manhattan durante el huracán Sandy, es la clásica historia de atracos que apela a todos los recursos que habitualmente componen este tipo de narrativas, donde todo gira en base al grupo de ladrones y sus relaciones internas y externas, Una historia con un fondo dramático convencional para una puesta en escena que busca ser disruptiva.

Con un enfoque ligero y ágil, aunque sin ser revolucionaria, cada uno de los episodios de Caleidoscopio permite acercarse a las piezas de un rompecabezas de corrupción, avaricia, venganza, conspiraciones, sorpresas, lealtades y traiciones, para que sea el propio espectador quien las ensamble dentro de un entramado narrativo desordenado y para nada lineal, pero, contradictoriamente, donde el orden de los factores nunca puede alterarse.