Crítica de “Nanny”, el film premiado en Sundance sobre las pesadillas de una inmigrante

Vale aclarar que La niñera (Nanny, 2022) no es un film de terror en el sentido estricto del género, sino más bien una de esas películas dramáticas que utiliza los recursos de dicho género para adentrarnos en las angustias y miedos de su protagonista. 

Ella es Aisha (Anna Diop), una inmigrante senegalesa en Manhattan que consigue trabajo de niñera para una pareja de profesionales económicamente acomodados. Aisha busca juntar dinero para traer a su propio hijo de Senegal para que viva con ella. De manera pausada y no por eso menos perturbadora, la película traza paralelos entre Rose (Rose Decker), la niña rubia que cuida, y su hijo al que extraña a la distancia. Aunque también entre su condición de migrante africana en una sociedad racista y desigual.

Amy (Michelle Monaghan), la madre de la niña que cuida la protagonista, está ausente del hogar por ocupaciones laborales que prioriza antes que su familia y extiende el horario de cuidado continuamente sin pagar las horas extras. Mientras que el padre, Adam (Morgan Spector), es un fotógrafo progresista que tiene cuadros colgados en su casa de una mujer negra llorando y de un hombre negro siendo quemado. Imágenes que recuerdan al hombre su conciencia social pero que perturban a la protagonista ante la inminente posibilidad de convertirse ella misma en un objeto de arte para su catálogo.

La niñera está llena de situaciones de este tipo y tal vez pueda criticarse no desarrollar en profundidad ninguna de ellas. Todo es percibido como una amenaza para Aisha pero no necesariamente lo es. O tal vez si. En ese limbo entre fantasía y realidad suceden alucinaciones y momentos oníricos, angustiantes para la protagonista. El miedo a la explotación, al acoso y a la humillación de su persona son constantes. Una vidente le habla de espíritus malignos que la acechan para dar una explicación mística a la asfixia acuática que sufre en sus sueños. Algo que adquiere connotaciones sobre el final del film.

Resulta interesante que el punto de vista del film recaiga sobre una inmigrante senegalesa, una mirada no muy transitada que muestra la vulnerabilidad a la que se enfrenta una mujer negra e indocumentada en el primer mundo. Que tiene un plus al ser contada por una realizadora mujer, negra y que lleva la cultura africana en su sangre.