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Crítica de “Sean eternos”, la serie para entender porque somos los campeones del mundo

La serie de tres episodios de 40 minutos cada uno resulta un formidable estudio psicológico que explora sobre la mentalidad de los jugadores de la Selección de Fútbol Argentina, en especial la de su capitán Lionel Messi, para entender como después de cuatro finales perdidas pudieron conquistar la Copa América en 2021 y la reciente Copa del Mundo en Qatar 2022.

sábado 24 de diciembre de 2022

Sean eternos: Campeones de América (2022), que tuvo su estreno en Netflix días antes de que comenzará el mundial de fútbol que se desarrolló en Qatar, a priori parecía un documental más donde a través de diferentes testimonios se buscaba retratar la intimidad de la Selección de Fútbol Argentina durante los 45 días en que estuvieron concentrados mientras se jugaba la Copa América en Brasil. Pero, después de haber ganado el Mundial de Fútbol de Qatar, tras 34 años sin lograrlo, todo se resignifica y ya no es solo una docuserie más sobre el equipo, sino que se convierte en hábil estudio sobre la reconstrucción y el trabajo en equipo para alcanzar la meta.

Realizada por Pegsa, productora del ex rugbier Agustín Pichot y dirigida por el cineasta Juan Baldana, la serie, que desde lo cinematográfico no innova en mucho sino que más bien recurre al típico formato de la clásica entrevista y la edición de material de archivo, se nutre de los testimonios de jugadores como Ángel Di María, Rodrigo De Paul, Lautaro Martínez, Papu Gómez, Emiliano Martínez, Kun Agüero, entre otros, junto a los del DT Leonel Scaloni, el ayudante de campo Pablo Aimar, astros del fútbol como Ronaldinho, Neymar, Cesc Fábregas, Xavi Hernández, Javier  Mascherano o Dani Alves, y el presidente de la AFA Claudio "Chiqui" Tapia, para forjar un emotivo relato que gira sobre la figura excluyente (e influyente) como líder de Lionel Messi, con sus virtudes futbolísticas y humanas, pero revindicando lo colectivo por sobre lo individual para lograr el éxito.

Sean eternos: Campeones de América, que tendrá su secuela luego de la consagración en Qatar, no es un simple compendio de jugadas de colección ni de testimonios aislados, sino que ante todo cuenta una historia compacta sobre el éxito y el fracaso, sobre el trabajo grupal por sobre los individualismos, en donde las jugadas y los goles aparecen y desaparecen, siempre dando mayor relevancia a la palabra de los protagonistas, a sus reacciones y gestos mientras observan algo en una Tablet.

Y es tal vez en el epilogo que Sean eternos: Campeones de América despliega todo su potencial y adquiere un valor que traspasa lo futbolístico para resignificarse y convertirse en un tratado psicológico sobre el éxito y el fracaso, el amor y el odio, lo superficial y lo trascendente, el esfuerzo y el talento, lo público y lo privado, el dolor y la gloria. Lo hace a través de las palabras de un Ángel Di María quebrado por el recuerdo de la consagración luego de años de linchamiento periodístico, de un Dibu Martínez confesando que tuvo que recurrir a un psicólogo porque siempre era relegado a la suplencia en casi todos los equipos que integraba, o la del propio Messi, el astro que lo tenía todo y aún sentía que no tenía nada.

8.0
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