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Crítica de “Mira cómo corren”, crimen en el teatro con Sam Rockwell y Saoirse Ronan

Ingeniosa propuesta que viene a refrescar los films de misterio basados en el formato policial de Agatha Christie.

viernes 16 de diciembre de 2022

“Es un Whodunit”, afirman al principio de Mira cómo corren (See How They Run, 2022), la comedia de misterio en donde el rompecabezas que debe armar el inspector Stoppard (Sam Rockwell) y la inexperta agente Stalker (Saoirse Ronan) ocurre en el espacio de la representación.

Estamos en Londres en la década del 50 y el inspector Stoppard es rengo por una herida de guerra y alcohólico por la infidelidad de su ex mujer. Por otra parte, la agente Stalker es una aficionada al cine y las historias de crímenes y tiene la costumbre de sacar conclusiones antes de tiempo. Personajes arquetípicos que sin embargo inspiran ternura y empatía gracias a la gran labor de los actores protagonistas.

El director Tom George bajo un guión de Mark Chappell hace un relato donde el juego del gato encerrado transcurre en un teatro en el que se presenta la exitosa puesta de la obra “La ratonera” de Agatha Christie. Las funciones agotadas llevan al productor a soñar con una puesta cinematográfica pero, el director contratado Leo Köpernick (Adrien Brody), muere tras bambalinas.

Mira cómo corren es una parodia autoconsciente de las novelas policiacas de misterio donde un personaje muere en un espacio cerrado y el sospechoso menos pensado será el culpable. Esa estructura narrativa, el Whodunit mencionado, obliga al inspector y su ayudante a investigar personajes pero también, los roles que ocupan en la obra en cuestión. Así la historia dentro de la historia será uno de los mayores atractivos para darle una interesante vuelta de tuerca al clásico relato de misterio.

El humor, similar al de Wes Anderson, pone en evidencia el artificio del relato. La pantalla se divide en dos, en tres y hasta en cuatro partes para mostrar acciones paralelas. Una de estas escenas sacada de una slapstick comedy es la clásica persecución en un pasillo con puertas que se abren y cierran y personajes que no pueden encontrarse. También la tasa de té envenenado que cae en las manos equivocadas es otro de los tópicos presentes en la película. La historia es narrada por el mismo Köpernick, quien será asesinado en breve. Este desconcierto constante obliga al espectador a estar atento y utilizar su ingenio para incorporarse a la investigación sugerida por la trama.

Estamos ante un Whodunit puro, en el que el juego de artificialidades y guiños funciona como un giro para introducirnos nuevamente en la solvente estructura narrativa como hizo hace poco Entre navajas y secretos (Knives Out, 2019). Una película con humor autoconsciente que refresca la trillada trama policiaca y la renueva con aires contemporáneos.

7.0
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