Crítica de “El prodigio” relato sobre el poder de las historias de Sebastian Lelio

“¿El pajarito está adentro o afuera?” pregunta Anna (Kila Lord Cassidy) cuando le regalan un taumatropo, juguete que crea una ilusión óptica. De un lado un pájaro y del otro una jaula, al moverlo vemos al pajarito encerrado. “Del lado que tú quieras que esté” le contestan en una síntesis alegórica del argumento del film.

El prodigio (The Wonder, 2022), película que estuvo en los festivales de Toronto y Mar del Plata, comienza en un set de filmación. La narradora anuncia que “los personajes creen sus historias con total devoción” mientras nos introduce en una casa ambientada en los Midlands irlandeses en 1862. Es solo el inicio que nos “avisa” que estamos ingresando en una ficción sobre el valor de la verdad, puesto en crisis desde la puesta en escena.

En la historia que se cuenta, la enfermera inglesa Lib Wright (Florence Pugh) tiene que supervisar a Anna, una niña de 11 años que no come hace 4 meses y es considerada una santa. Para el grupo de clérigos que solicita la observación, una impostora que debe ser descubierta, para los padres de la chica, una enviada de Dios. La enfermera la sigue de cerca para informar la supuesta farsa aunque la verdad parece no importar a nadie (salvo a ella) y menos aún, la salud de la niña.

Hay varios elementos interesantes a destacar en la película. Por un lado las creencias que se instalan con un poder insuperable entre los lugareños. Importa más aquello que ellos quieren creer que la verdad frente a sus ojos. Pero no se trata de personas limitadas intelectualmente porque las autoridades del pueblo, obsesionadas con que el caso de la niña santa se trata de una puesta en escena, tienen una postura tomada más allá del relevamiento realizado por la enfermera. El taumatropo y el prólogo en el set de filmación refuerzan el poder del relato por sobre el hecho fáctico.

Lelio hace relatos sobre mujeres que se enfrentan al poder de turno. Un poder manejado por varones en todo momento con visiones conservadoras y retrógradas. Son las mujeres las heroínas de sus relatos que rompen las estructuras del sistema. Sucede en Una mujer fantástica (2017), en Desobediencia (Disobedience, 2017), en Gloria Bell (2018) y en El prodigio. Y en todas brillan las protagonistas con su actuación, aquí es Florence Pugh (No te preocupes cariño) quien carga las decisiones trascendentales del film, yendo y viniendo por un camino de campo que marca los puntos neurálgicos de su quehacer humano y profesional.

El prodigio es una película de climas claustrofóbicos, reforzados con una inquietante banda sonora, en donde queda demostrado que un buen cuento puede adquirir mayor fuerza y poder sobre las personas que la verdad, por más irrefutable que sea.