Crítica de “La uruguaya”, la película producida por Casciari basada en el libro de Pedro Mairal

Se trata de la historia de un cuarentón en plena crisis de la mediana edad, que viaja a Montevideo para retirar unos ahorros en dólares y así financiar su próxima novela. La película protagonizada por Sebastián Arzeno, cambia el punto de vista con respecto al libro siendo narrada por la mujer del escritor Lucas Pereyra -y no por él mismo- interpretada por Jazmín Stuart.

El film, de marcado corte independiente, cuenta el día compartido por el protagonista con la chica del título en Uruguay, a quien conoció fugazmente en una fiesta en el pasado. La idealización casi adolescente del hombre con la mujer mucho menor que él, marca el pulso del relato entre diálogos y situaciones incómodas.

Ana Garcia Blaya nos pone en la piel de este perdedor bien humano que no puede distinguir realidad de fantasía. El vínculo entre Lucas Pereyra y Guerra (Fiorella Bottaioli) funciona muy bien y teje un romance in crescendo a lo largo de los 78 minutos del relato. Se nota una clara intención de la directora de profundizar en la relación entre ellos y dejar a la subtrama “del dinero” en un segundo plano recién recuperado al final.

La uruguaya (2022) es una película amena, bien contada con el pulso del cine de personajes. Hay cierto paralelo con Antes del amanecer (Before Sunrise, 1995) traspolada a la realidad del Río de la Plata, contexto que modifica el eje de los diálogos y las urgencias de una pareja improbable, que recorre a pie la ciudad mientras se conocen y se atraen mutuamente.