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Crítica de “No odiarás”, la fábula sobre la intolerancia de Mauro Mancini con Alessandro Gassman

La película estrenada en el festival de Venecia y de reciente paso por la semana del cine italiano en Bueno Aires, desarrolla el dilema ético y moral de un médico judio cuando tiene que atender a un fanático nazi.

miércoles 26 de octubre de 2022

No odiarás (Non odiare, 2020) es de esas películas que ponen en jaque al protagonista, llevado a una situación límite en donde la decisión tomada es trascendental. Es lo que le sucede a Simone Segre (Alessandro Gassman) cuando socorre a un hombre en un accidente automovilístico pero, al observar la esvástica tatuada en su pecho, decide dejarlo morir.

La decisión, basada en un caso real, le causa remordimiento a Simone y por eso, se contacta con los hijos del fallecido en una suerte de búsqueda de redención. Contrata a Marica (Sara Serraiocco) como ayudante en las tareas del hogar, y por quien siente una fuerte atracción. Cómo buen melodrama la cosa se complica y los giros de la trama (la coincidencia abusiva del género) llevan la situación a un punto de no retorno.

Lo interesante de la película es que visibiliza las intolerancias sociales que se viven a diario en el mundo, y en Italia en particular (acaba de ser electa Primer Ministra la ultraderechista Giorgia Meloni), mediante un relato que juega con las paradojas del destino para brindar su discurso. Así entra en escena Marcello (Luka Zunic), el hermano de Marica, un joven obsesionado con los discursos xenófobos y racistas cuyo odio le trae mayores problemas que libertades a su vida.

De ese modo, la película iguala a los personajes en sus mezquindades y odios, cruza en el camino a los opuestos Simon y Marcello, y los obliga a comparecer ante las circunstancias. En ese recorrido No odiarás pone de manifiesto la necesidad de apoyarse en el otro para salir adelante.

Mancini realiza un film con algunos subrayados innecesarios, propios del melodrama, y algunas vueltas de tuerca un tanto inverosímiles, pero sin caer nunca en el golpe bajo, esbozando un mensaje contundente.

7.0
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