Crítica de "BJ: la vida y locuras de Bosco y Jojo", un particular retrato de la dupla publicitaria que marcó una época

BJ: la vida y locuras de Bosco y Jojo (2022), que tuvo su estreno en el último BAFICI, reconstruye la trayectoria de Bosco & Jojo, la primera dupla de directores publicitarios en realizar escuela tanto en Argentina como en todo el continente. Pero, lo interesante del documental de Bonacci Lapalma es no abordar solo esta etapa sino ir más allá y deambular entre luces y sombras.

Marcelo Bosco y Jo Johannes formaron parte del equipo de arte local de Happy Together (1997), la película hongkonesa dirigida por Wong Kar-wai en nuestro país. Luego del éxito conseguido en Cannes, la dupla comienza a sonar fuerte en el circuito y mutan de la dirección de arte a la publicidad con un sinfín de premios internacionales. Pero, fieles a un estilo propio, donde el riesgo y la adrenalina no están ausentes, Bosco & Jojo no se quedan en su zona de confort y fundan a principios del nuevo milenio el clásico reducto Kim y Novak Bar, visitado por celebridades como Francis Ford Coppola o The Rolling Stones, para más tarde crear la galería de arte P.O.P.A y adentrarse en la realización cinematográfica con Maciel, una película de ficción en proceso.

Dividida en capítulos, la película de un poco más de 80 minutos y con una estructura caótica, en el buen sentido de la palabra, que busca reflejar el propio caos de la pareja de creativos, transita los diferentes periodos que atravesaron en un abanico que incluye tanto éxitos como fracasos. BJ: la vida y locuras de Bosco y Jojo tiene una gran virtud que es mostrar a los personajes sin maquillaje, tal como son, con sus luces y sombras. Una cámara voyeur registra la intimidad de una puesta en escena improvisada y nadie parece notarlo. El espectador es testigo de una honestidad brutal poco frecuente en este tipo de retratos.

Con material inédito filmado en 2015, y otro de archivo, Bonacci Lapalma no solo narra vida y obra de la dupla publicitaria que marcó una época e innovó con su particular estilo, sino también de la época en si misma. Un cuarto de siglo de historia, arte y underground porteño en la piel de dos seres que lo marcaron a fuego con una imprevisible marca personal.