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Crítica de "El diablo en Ohio", culto satánico con adolescentes en un abordaje LGBTQI+

Con la primera temporada de "El diablo en Ohio" (Devil in Ohio, 2022), estamos ante una serie corta compuesta de ocho capítulos dirigidos entre cinco cineastas que explora dos mundos en apariencia distintos dentro de una misma demarcación en las afueras de Cleveland, Ohio. Lo atractivo de esta obra es la multiplicidad de conflictos arraigados en cada ámbito y que se entrecruzan por la incursión de un personaje de un entorno al otro.

Crítica de "El diablo en Ohio", culto satánico con adolescentes en un abordaje LGBTQI+
Correcamara-EscribiendoCine
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Todo comienza cuando la aún adolescente Mae (Madeleine Arthur) escapa de una pequeña comunidad rural, en el condado de Amon, que adora a Satanás y llega a un hospital de Remmingham, condado vecino más urbanizado, donde es atendida por la psiquiatra Suzanne Mathis (Emily Deschanel). La chica ha llegado con una herida en la espalda, una marca de la estrella del diablo, y se niega a declarar, lo que hace que resuelvan buscarle un asilo-hogar. Sin embargo, Suzanne decide ayudarla y darle alojamiento temporal en su casa, lo que le traerá conflictos con su esposo y sus tres hijas.

Sin embargo, el microcosmos de la familia Mathis tampoco parece ser un paraíso. Peter Mathis (Sam Jaeger) es un contratista que ha dejado su oficio para emprender un proyecto de diseño y construcción de una mansión, pero no encuentra comprador, además de que está hasta el cuello con las deudas y la hipoteca de su casa. Las hijas mayores Helen (Alisha Newton) y Jules (Xaria Dotson) están en high school y tienen una relación difícil entre sí, en tanto que la hija pequeña Dani (Naomi Tan) es adoptada, pero no representa mayor problema porque sólo vive su niñez con inocencia, aunque es una parte vulnerable de los conflictos que se avecinan. Suzanne, que también tuvo una infancia muy difícil, se ha identificado con Mae y por eso decide apoyarla aunque el caso de la chica es difícil, pues ha huido porque fue elegida para ser sacrificada por la secta, que por cierto es liderada por su padre, según la tradición de una cadena de ofrecimientos al demonio para la vida eterna de éste y la prosperidad de sus “hijos”.

Después entra en escena el detective proveniente de Chicago, Alex López (Adrian Bellani) que, a pesar de las restricciones presupuestales de la policía de Remmingham, despliega un trabajo de investigación más a fondo acerca de Mae y que dará con el meollo del asunto de la secta y sus tentáculos: sus posibles conexiones precisamente con la policía de Remmingham, la compra estratégica de propiedades, sus artilugios legaloides, la cooptación y control del sheriff de Amon y los terribles ritos. Entonces la vida de Mae está en evidente peligro y habrá que protegerla.

Por otra parte, Jules está enfrascada en obtener popularidad en la escuela a como dé lugar, especialmente como fotógrafa del diario estudiantil, sólo que Mae poco a poco empieza a opacarla pues aunque ya se han hecho muy buenas amigas (igual ya ha sido inscrita en la misma preparatoria), con engaños y otras tretas logra evidenciar su espalda marcada y con ello hacerse de seguidores tanto para la fiesta de Halloween como para la celebración de la “reina de la cosecha”, además de que se interpone entre Jules y el chico que le gusta, el editor del periódico, de ahí que Jules explote finalmente contra ella. Se infiere que Mae tiene una estrategia definida, pero no la hace obvia y aparenta tanta inocencia y fragilidad que conduce a la confusión, a la duda y a visualizarla como víctima porque es secuestrada por la secta y llevada de regreso a la comunidad para sacrificarla, de donde Suzanne y Alex intentarán rescatarla.

Los vericuetos en esta historia son múltiples, pero el principal es la relación de Mae con Suzanne porque la chica se siente segura con ella y la ve como una amorosa madre suplente, pues su mamá de sangre la ha traicionado y entregado a Satanás. Así que el refugio con la familia Mathis es vital y Mae lucha para permanecer ahí, a pesar de la reticencia de las muchachas y de Peter.

Esta serie mezcla con acierto esos dos mundos aparentemente distintos, el sectario tradicional y el social contemporáneo. Explora aspectos sociales como la familia de clase media no tan exitosa, el lesbianismo, la homosexualidad, el fracaso económico en una zona muy cercana a la gran urbe de Cleveland, la amistad, la hipocresía, la difícil relación de pareja, las tradiciones de otoño y la popularidad estudiantil típica de los adolescentes gringos, además del asunto del culto demoniaco; sí, en buena medida es un relato coming on age con un final impactante y conmovedor.

A ello agregamos muy buenas transiciones visuales de un escenario a otro, ángulos de cámara perturbadores y un guion ciertamente cuidado, basado en la novela del mismo nombre. Lo que no cuadró muy bien fue el casting porque en los flashbacks de la juventud de Suzanne hay una gran discrepancia visual, si la ven se darán cuenta fácilmente. Pero en general cumple.

6.0
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