Crítica de "Modelo 77", cárcel sin derechos pero no sin esperanzas con Miguel Herrán

La película no cuenta solo lo referente a esa sonada huida que se gestó en plena transición política en la España de los 70, sino que la historia muestra las condiciones monstruosas que padecían los reclusos en aquellos años,en la que tanto los responsables de instituciones penitenciarias y sus funcionarios, eran zánganos franquistas con todo lo que la palabra franquista conlleva.

En ese campo de cultivo nace COPEL,un colectivo que revindicaba los derechos de los presos y que los delitos que habían cometido no tenían sentido en un supuesto nuevo estado de derecho.

Rafael Cobos repite como guionista en ese tándem que tan bien ha funcionado en anteriores ocasiones, con La isla mínima y 7 Vírgenes. El libro, está muy bien construido, a pesar de la complicación que conlleva, tanto la época, como el ambiente donde se desarrolla la trama.

Manuel es el personaje protagonista al que da vida el actor Miguel Herrán, que ya demostró su buen hacer interpretativo al ganar el mejor Goya al actor revelación en la oportunidad excelentemente aprovechada, en la cinta de Daniel Guzmán A cambio de nada. Ahora, en Modelo 77, Miguel vuelve a demostrar esas dotes interpretativas y ese buen hacer, en un papel realmente complicado.

A su lado, encontramos a un Javier Gutiérrez casi irreconocible en su papel de compañero de celda, "Pino", un preso que ha pasado prácticamente toda su vida en prisión, pero que no quiere que le molesten y tampoco implicarse en nada que perturbe su oscura rutina carcelaria.

La presencia de Manuel, y de otros compañeros como el "medico de la cárcel"( Xavi Saez), que cumple condena por su condición de homosexual, (un delito imperdonable en la dictadura), conseguirán que el taciturno Pino se moje en el proceso de motines y reivindicaciones a los que se sumaran prácticamente todos los reclusos.

Aunque seguramente Alberto, ha mostrado muy suavizado, todo el horror que vivían estos hombres en su cautiverio, torturas, palizas bestiales, falta de higiene, de alimento, en un entorno escalofriante, a lo que había que sumar, las propias jerarquías carcelarias, donde en este caso un poderoso y mafioso "Marbella", interpretado por Fernando Tejero, mutará, aunque también por su propio interés.

La película fue rodada en varias localizaciones, pero en palabras de su director, el objetivo era rodar en la mismísima Modelo de Barcelona, y la espera ha merecido la pena, y gran parte de la cinta se ha rodado en el verdadero escenario de aquellos sucesos que hicieron historia, cuando 45 presos se fugaron, hasta llegar a las alcantarillas que rodeaban el centro penitenciarios en plena ciudad Condal.

El resultado vuelve a ser una cinta de mucha calidad, que mantiene al espectador pegado a la butaca, y que además consigue que empatices y te metas en la piel de Manuel, que tiene como catalizador descomunal una mirada, potente, profunda y que lo dice todo. Modelo 77 es una obra que cuenta parte de la historia de este país, cuando la barbarie, la injusticia y la falta de derechos humanos campaban a sus anchas.