Crítica de "Paris, Distrito 13", el amor en tiempos líquidos por Jacques Audiard

Paris, Distrito 13 (Les Olympiades, 2021), que tuvo su estreno en la Competencia Oficial del Festival de Cannes 2021, se ambienta al sur del distrito 13 de Paris, en el barrio de Les Olympiades, alejándose de la imponente arquitectura parisina para enfocarse en aquellos edificios comunes y en quienes los habitan. Les Olympiades, una zona muy alejada de la Torre Eiffel y el Palacio de Versalles, está conformada por ocho enormes rascacielos y una multidiversidad étnica en su población. Pero, a pesar de su título, la película no se centra en la ciudad, sino en las vidas de un grupo de millennials que viven en el barrio, todos tratando de navegar por las vicisitudes del amor en la era de las apps e internet.

La historia, de jóvenes multiétnicos, se centra en cuatro personajes con flaquezas emocionales que vivarán diversas historias de amores (y desamores) inconclusos: Émilie (Lucie Zhang), Camille (Makita Samba), Nora (Noémie Merlant) y Amber Sweet (Jehnny Beth). Tres historias entrelazadas por personajes que utilizan el sexo como una brújula que los guía hacia un futuro inestable. Paris, Distrito 13 también habla del entorno laboral y sus deficiencias, pero es en el campo de las relaciones sentimentales desde donde se mueve.

Tres chicas y un chico, amigos, amantes y, a veces, ambas cosas. Una muchacha que se acuesta con su compañero de departamento, un profesor universitario, y se va del trabajo para tener sexo con desconocidos. El profesor que abandona todo para manejar en la inmobiliaria de un amigo y tiene sexo con su empleada, una chica que tuvo que abandonar la carrera luego de ser acosada por su parecido con una camgirl; y la camgirl, que termina involucrándose con la joven que se le parece para desnudar su alma. Cuatro historias que buscan generar una reflexión sobre el amor y el sexo en tiempos líquidos a partir de jóvenes millennials y donde es casi imposible no entablar una asociación con Zygmunt Bauman y su concepto de sociedad líquida.

Dividida en tres partes (“empezó así”, “un mes más tarde”, “domingo”), con una explosiva banda sonora pop firmada por Rone, que ayuda a dar una dimensión física a cierta sensación de soledad y vacilación, y fotografiada en un potente blanco y negro que crea atemporalidad frente a la modernidad que retrata, pero también una atmosfera melancólica y de cierta tristeza, París, Distrito 13 se introduce en el interior de sus personajes para pintar un retrato generacional que analiza, social y antropológicamente, cómo se dan las relaciones íntimas en una sociedad moderna.