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Crítica de "Todo es cierto", Kenneth Branagh se viste de Shakespeare

El director de "Muerte en el Nilo" y "Belfast" realiza un drama intenso y melancólico sobre los últimos años de vida de William Shakespeare.

miércoles 27 de julio de 2022

El ocaso visto con una imagen bella y a la vez oscura, en la eterna paradoja de la humanidad. La bondad y lo más oscuro que se esconde en el seno de todas las historias, que no es otra que la propia familia. 

William Shakespeare (Kenneth Branagh) ha regresado en 1613 a su hogar natal para retirarse, pues ha dejado la escritura luego del incendio del Teatro Globo. No quiere saber más de reyes ni enormes puestas en escena y ha elegido la tranquilidad de su hogar. Sin embargo, el retorno será el destape de grandes secretos entre las mujeres que dejó.

Su esposa (Judi Dench) y sus dos hijas tienen un comportamiento particular con su enorme padre, el más grande y afamado poeta de todos los tiempos. El dolor de la muerte de su hijo Hamnet aun lo acompaña: Su hijo predilecto cayó en la fatalidad de la peste. No obstante la muerte de su único hijo varón, la relación con sus hijas y su esposa será turbulenta, la calma que buscaba se convierte en el caos por un gran secreto oculto.

Una de las grandes virtudes de esta película es la intensidad con que se maneja el montaje desde el inicio. Escenas cortas marcadas por una información precisa generan el suspenso y atraen toda la atención. Una construcción pausada que poco a poco se llena de escenas de mayor duración.

Y es que la relación de los personajes a través del espacio de la gran casa y el jardín es lo que marca el manejo del drama. Las miradas entre las ventanas, lo que cada uno dice, lo que prefieren callar. Todo se convierte en una construcción atrapante donde lo dicho luego se cambia y la información va dando giros con un montaje organizado de manera adecuada y diseñada al detalle.

La interpretación de Kenneth Branagh es de los elementos más altos del film. Sin caer en la parodia hace una figura para tamaño escritor. El mismo Branagh como director, incisivo en los primeros planos, le da una fuerza increíble a Todo es cierto (All is True, 2018).

Sobre todo para los diálogos, hay una gran escena con Ian McKellen que es un gran duelo de actuaciones, pero que la dirección marca con planos muy concisos y pocos movimientos de cámara. En un plano fijo resuelve la discusión de Shakespeare con su hija y su esposa en escorzo. Lo hace dos veces y con ligeros cortes. Es que si algo se respira en la película es teatralidad: Hacer de los espacios pequeños escenarios que respiren el Teatro de Shakespeare.

Además, las historias que se plagan de relatos e historias dentro de otras historias sin olvidar el gran diseño visual con una iluminación a base de velas que deja un recuerdo intenso y memorable. Sin duda es una gran película que impacta por ahondar en la muerte del hijo de Shakespeare dándole giros inesperados, llenos de intriga cuando es un fantasma que solo se mueve porque hablan de él.

Sin embargo, la única forma de que William Shakespeare muera tranquilo es usando su inteligencia para descubrir el meollo de la cuestión donde parece que todo puede ser verdad.

8.0
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