Malba

Crítica de “Eami”, la historia de un exterminio contada desde adentro por Paz Encina

La directora paraguaya narra desde la cosmovisión de una niña indígena del Chaco Paraguayo la masacre de su comunidad perpetuada por los colonos que invadieron su territorio.

sábado 04 de junio de 2022

Ganadora del premio a la mejor dirección en la competencia vanguardia y género del BAFICI, este film de la visionaria realizadora de Hamaca paraguaya (2006) se centra en las sensaciones y emociones percibidas por una niña en trance entre el dolor y la sanación, que debe huir del monte y en el camino, conservar la historia de su pueblo, los Ayoreo Totobiegosode.

EAMI significa monte y significa mundo, un término que sirve para describir la relación de los integrantes de su comunidad con la naturaleza. Eami (Anel Picanerai) es una niña de cinco años y también Asojá, la mujer/Dios de los pájaros, cuyo canto “ayudó a crear la naturaleza”. Su objetivo es encontrar a su amigo Aocojái, después de la muerte de sus padres y salir con vida del monte usurpado por la familia Coñone, un grupo de colonos menonitas. 

Pero nada de esto está explicitado, no hay ningún sentido didáctico ni una narración clasicista sobre los mitos y costumbres del pueblo ancestral. La película trabaja desde el impresionismo para sumergir al espectador en un viaje sensorial junto con su joven protagonista afectada por el horror y en un estado de limbo atemporal en el que reflexiona acerca de la vida y la muerte. 

“El monte lloró conmigo”, “El lagarto me enseñó” dirá la protagonista entre imágenes oníricas y otras cargadas de poesía visual en donde los espíritus ofician de guías consejeros para unir las memorias del pasado, del presente y del futuro de su pueblo y así conservar su historia. Un universo desconocido y fascinante, donde la fuerza del viento, de los animales y de la vegetación cumplen funciones específicas.

De esta manera, Eami (2022) presenta un relato mínimo que Paz Encina convierte en una particular experiencia inmersiva para invitarnos a un tiempo y espacio diferente y, desde ese lugar, sentir la violencia perpetuada contra estas comunidades originarias.

8.0
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