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Crítica de "Desierto particular" y la deconstrucción del macho en la Brasil homófobica

La nueva película del realizador brasileño Aly Muritiba, estrenada en la 18 edición de las Giornate degli Autori de la Mostra de Venecia, trabaja sobre la deconstrucción masculina en una Brasil violenta y patriarcal donde la homofobia se manifiesta en todos los extractos sociales.

miércoles 15 de junio de 2022

Daniel (Antonio Saboia), cerrado e introspectivo, con un padre ex militar, ahora senil, es un policía separado de la fuerza por abuso de autoridad que podría quedar detenido luego de que su caso se convirtió en un escándalo mediático. A través de una app conoce a Sara, a la que nunca ha visto en persona, de la que desconoce todo y que vive en la otra punta del país. Una relación platónica que parece ser lo único que lo motiva a seguir en movimiento e ir más allá del halo de misterio que envuelve a esa figura.

Desierto particular (Deserto particular, 2021) se divide en dos partes: una urbana y otra rural. Durante la primera mitad, ambientada en la ciudad, observamos a Daniel en su triste derrotero diario, mientras trabaja como seguridad privada en una discoteca o discute con su hermana porque tiene una relación con otra mujer. La única que logra sacarlo de la monotonía de sus días grises es Sara, pero cuando luego de enviarle una foto de él desnudo le pide una de ella en las mismas condiciones esta deja de escribirle. Pasan los días y, ante la ausencia de respuestas, Daniel se sube a su camioneta y parte rumbo al norte brasileño. Solo tiene el nombre de un pueblo y una foto del perfil de WhatsApp.

Muritiba construye en esta primera parte un acertado perfil psicológico del personaje a través de sus acciones, pero también de aquellos silencios que lo definen, de lo que no se dice ni se ve. Una atmósfera claustrofóbica, agobiante, donde la densidad del aire traspasa la pantalla. El manejo de la información y como esta se manifiesta es uno de los grandes pilares de una historia simple, pero de personajes complejos, donde el director carga de suspense un entramado narrativo tan intrigante como misterioso.

La segunda parte es una road movie que desemboca en el Brasil rural, lejos de la urbe y el cemento, donde el personaje inicia la búsqueda de Sara, pero también su propia búsqueda. Al llegar no solo descubrirá la verdad sobre quien es ella, sino también sobre quien es él y hasta donde está dispuesto a llegar. La certeza ahora es duda y frente a la duda la reacción más cómoda es la violencia. Pero también existe otra opción: la deconstrucción. Daniel deberá elegir qué y quien quiere ser y hasta donde está dispuesto a ceder para ser feliz.

8.0
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