Netflix - 8 Puntos

Crítica de “Fue la mano de Dios”, la mística autobiografía de Paolo Sorrentino

El director de “La Grande Bellezza” narra su propia historia familiar en la década del ochenta, asociada a la llegada de Diego Maradona a Nápoles.

lunes 13 de diciembre de 2021

Fiel a su estilo Paolo Sorrentino nos sumerge en su fascinante universo, mitad real y mitad onírico, para describir con encanto sus anécdotas de adolescente que lo marcaron de por vida. Del mismo modo que Federico Fellini hiciese en Amarcord (1973), recurre a la imaginación para edulcorar la realidad -algunas veces brutal, otra decadente- con la sensibilidad de la poesía urbana.

Sin lugar a dudas el episodio de mayor importancia es la muerte accidental de sus padres, pero Fue la mano de Dios (È stata la mano di Dio, 2021) tiene la sabiduría de acompañar la tragedia con esperanza. Así como sus padres fallecieron por una fuga de gas, él se salvó de milagro por asistir a un partido del Nápoles de Maradona. Esta simbiosis entre tragedia y pasión marcan el ritmo del relato, que tiene a Maradona y Fellini de contexto místico sobrevolando toda la historia de vida del protagonista.

Fue la mano de Dios encadena episodios de la infancia/juventud del álter ego del realizador Fabietto Schisa (Filippo Scotti) con su peculiar familia. La influencia de su padre Saverio Schisa (interpretado por Toni Servillo, protagonista de La grande belleza) y de su bromista madre Maria Schisa (Teresa Saponangelo), serán fundamentales pero también de toda una encantadora fauna hogareña que incluye hermanos, tíos, vecinos y el amigo contrabandista del barrio. La relación con su bella tía Patrizia (Luisa Ranieri), musa inspiradora de Fabietto, es otro de los personajes relevantes de la trama.

Sorrentino se aleja del realismo y hace un estilístico universo plagado de imágenes surrealistas y estéticamente bellas al mismo tiempo. Esa fascinación por desprenderse de la realidad y viajar a otra dimensión en cada uno de sus imágenes está fundamentada en la trama, en donde lo inexplicable se torna posible. Hay idealización y melancolía sobre los recuerdos pero también, al modo Fellini, un encanto circense por la recreación de personajes y situaciones imposibles.

Su vocación por el cine aparece en el film del mismo modo que las demás situaciones: es el destino inevitable y también producto de la más azarosa casualidad. Un misterio que es mejor no explicar desde el argumento para dejarlo abierto a las percepciones audiovisuales que la propia película trasmite con cada fotograma.

8.0
Te puede interesar
Últimas noticias
MÁS VISTAS