Netflix - 8 Puntos

Crítica de “El poder del perro”, las represiones en el western claustrofóbico de Jane Campion

La directora de “La lección de piano” hace una enorme película sobre las represiones sexuales que deja a “Secreto en la montaña” al nivel de una novela de las tres de la tarde.

martes 07 de diciembre de 2021

La procesión va por dentro en El poder del perro (The power of the dog, 2021), un western críptico en donde la fuerza que moviliza a los personajes acciona al interior de los cuerpos. No hay tiros, no hay persecuciones a caballo, no hay robos de diligencias ni duelos. Es un film intimista donde las tensiones internas carcomen a los personajes.

Phil (un enorme Benedic Cumberbatch, en su mejor actuación a la fecha) es un vaquero que, junto a su hermano George Burbank (Jesse Plemons) manejan el negocio familiar. Él es el que hace el trabajo sucio -simbólica y literalmente- y su hermano quien maneja las finanzas. Él está lleno de polvo en su ropa de cowboy mientras que su hermano, deambula con un traje elegante por el establo familiar en Montana.

La historia pareciera ir sobre ellos pero la película da un giro inesperado cuando George se casa con Rose Gordon (Kirsten Dunst), una viuda que tiene a Peter (Kodi Smit-McPhee), un hijo sensible, delgado y estudiante de medicina, todo lo opuesto a Phil, el prototipo del hombre rudo de campo. A partir de ese momento el film instala la tensión en la relación de Phil con Rose, quien le teme a su nuevo cuñado por su actitud amenazante ante todo rasgo de debilidad humana y las posibles consecuencias hacia su hijo. En la conducta de Phil, la película nos marca el camino de lectura: indagar en los motivos de su desprecio hacia su hermano, hacia su cuñada y hacia el hijo gay de ella, está la clave del relato.

Basada en la novela homónima de Thomas Savage, El poder del perro traza ambigüedades por doquier y obliga al espectador a estar atento y leer entre líneas la trama. No es lo que pasa sino el río subterráneo que encierra recelos y rencores, en donde está el fuerte de la historia. El mito alrededor de Bronco Henry (personaje jeroglífico), alguien a quien no conocemos, explica la máscara de Phil de hombre fuerte, machista y misógino.

El encierro marcado en cada puesta en escena, lo no dicho como re lectura de la rudeza del hombre parco, la manipulación del otro ante la imposibilidad de exteriorizar los verdaderos deseos, modifican los códigos del western con inteligencia, oscuridad y crudeza. El esperanzador espacio del género en su carácter fundacional se transforma en una prisión corporal brutal para el protagonista, definido en unos desoladores planos finales.

Jane Campion maneja de este modo la tensión sexual con una sutileza arrolladora. Los cuerpos semi desnudos de los hombres bañándose en el río, la discriminación a quien ostenta mostrar libremente su sensibilidad, y el dolor ante la represión interna, convierten a este western claustrofóbico en un thriller psicológico apabullante. La realizadora neozelandesa se basa en el poder hipnótico del cine para sugerir en cada plano y dejar al espectador sacar sus propias conclusiones a partir de lo visto.

8.0
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