36 MDPFF - Competencia Oficial - 8 Puntos

Crítica de “Hit the road”, el agridulce viaje familiar de Panah Panahi

La ópera prima del hijo del cineasta Jafar Panahi (Esto no es una película) es una road movie en la que una familia sufre dolorosas transformaciones.

sábado 27 de noviembre de 2021

La película empieza in media res, con el viaje iniciado. Sobre el vehículo viajan el padre enyesado (Hassan Madjooni), la madre (Pantea Panahiha), conduce el hermano mayor Farid (Amin Simiar) y detrás el hijo más pequeño (Rayan Sarlak). El viaje atraviesa paisajes montañosos áridos, habituales en los films del padre del realizador y de Abbas Kiarostami, de quienes fuera asistente en varias de sus películas. Pero también atraviesan paisajes repletos de vegetación, montañas verdes cuando se acercan a la frontera con Turquía. 

Resulta que el hijo mayor arrastra un asunto con la ley y debe cruzar ilegalmente a otro país para rehacer su vida. O al menos esta información se da a entender para comprender el clima de tensión y alegría atragantada que produce ese último viaje de la familia completa. Por un lado tiene la alegría de un nuevo comienzo, con los temores e incertidumbres necesarias, y por el otro la tristeza de una despedida.

Los cambios no son sólo en el paisaje, que funcionan de metáfora de aquello que le sucede interiormente a los personajes. La madre se muestra sólida al principio y luego mostrará su vulnerabilidad y el padre, personaje rústico y caricaturesco, pasa de la rispidez a la ternura. En ambas cabezas de familia la procesión va por dentro, sabiendo la aventura que enfrentará su hijo sin otra opción, y la imposibilidad de quebrarse emocionalmente ante la presencia del pequeño hermano.

El niño es el gran personaje del film. Con encanto y alegría se roba los mejores momentos de Hit the road (2021), marcando el disfrute del tiempo en familia y siendo feliz con pequeñeces insignificantes. Hasta en sus berrinches y habladurías en exceso, termina robando una sonrisa, al espectador y a sus padres. La película presentada en la Quincena de los realizadores de Cannes centra la narración en el pequeño. 

Como a él, la información nos llega sesgada, no entendemos del todo qué es lo que sucede pero percibimos absolutamente todo el drama. También será clave la utilización de la música puesta en momentos específicos de la trama, y sobre todo la aparición de elementos fantásticos, insertados como mecanismos de defensa de la familia para escapar de la dolorosa situación. Así la familia cantará al compás del niño canciones pop que “detallan” las penurias sufridas.

Panah Panahi hace una pequeña-gran película sobre la manera de enfrentar el dolor en familia. Con astucia pasa de la pequeña historia familiar a la gran historia, mediante puestas en escena que mimetizan a la familia en la paisaje, dándole tintes universales a la propuesta.

8.0
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