CINEAR y Gaumont - 7 Puntos

Crítica de "Husek", la civilización o barbarie de Daniela Seggiaro

En su segunda película, la realizadora de "Nosilatiaj. La belleza" (2012), vuelve a trabajar sobre aspectos de problemática de los pueblos originarios a través de un registro de hibridación entre lo real y lo ficticio.

lunes 03 de enero de 2022

Ana (Verónica Geréz) es una arquitecta que trabaja para el gobierno chaqueño. Su labor consiste en acercarse a la comunidad Wichi con el propósito de lograr un acuerdo para la construcción de unas viviendas, pero aceptando un traslado hacia otra zona. Lo que parece una mejora de la calidad de vida y una medida evolutiva entra en conflicto cuando los líderes de la comunidad exponen las razones por las que no están de acuerdo con la mirada que la clase política tiene sobre ellos, las tradiciones, el vínculo con la tierra y el pasado. Las visiones se contraponen y las ideas preconcebidas de Ana entran en crisis.

Daniela Seggiaro plantea a través de un registro ficcional pero narrado con elementos del cine de lo real una serie de problemáticas vinculadas con el choque cultural entre los pueblos originarios y aquello que se denomina la civilización, una especie de relectura moderna de Facundo o civilización y barbarie en las pampas argentinas, de Domingo Faustino Sarmiento, donde la dicotomía civilización barbarie ya no se manifiesta entre Europa, Norteamérica, las ciudades, los unitarios, el general Paz o Rivadavia versus América Latina, España, Asia, Oriente Medio, el campo, los federales, Facundo y Rosas. Sino entre el Estado y los pueblos originarios, la ciudad y el campo, el progreso y la tradición, la política como herramienta de transformación, pero también como especulación. Una reformulación de las diferencias conceptuales en el accionar, si se quiere mucho más cercana a la corrección política, pero con la misma carga ideológica en su profundidad.

Estrenada en la Competencia Internacional del FIDMarseille, donde consiguió la Mención Especial del Jurado, Husek (2021), con un excepcional trabajo de montaje a cargo de Julián D’Angiolillo y una artesanal construcción sonora de Catriel Vildosola, donde la música de Whisky colabora en la construcción de climas y una atmósfera que por momentos juega con lo lúdico, también cruza la lengua Wichi (algunas veces evitando la traducción) con el español tradicional, como un elemento más de esa distancia e incomprensión sociocultural.

7.0
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