36 MDPFF – Competencia Estados Alterados - 8 Puntos

Crítica de “PR1NC3S4”, la épica oriental de Raúl Perrone

El Japón de siglos pasados le sirve a Raúl Perrone para hablar del sometimiento de las clases y de una historia de amor que puede llevar a la muerte a sus protagonistas.

Crítica de “PR1NC3S4”, la épica oriental de Raúl Perrone
domingo 21 de noviembre de 2021

PR1NC3S4 (2021), último opus estrenado del prolífico autor, se inspira lejanamente en la obra de Ryünoske Akutagawa para reinventar, con lógica y leyes propias, un relato que avanza con una seguridad única.

Una historia en donde la potencia de los escenarios elegidos, la dinámica para avanzar con el hilo conductor, y una narración en off -lúdica y diferente-, nos adentra en una aventura de samuráis, princesas y seres mitológicos. Personajes que dialogan entre sí para hablar, en definitiva, de la opresión de las clases, la necesidad de la amistad y el amor como alimento para la vida, y sin dudas, la concreción de los deseos de realización de los individuos.

La plástica escogida para la ocasión no es muy diferente a obras precedentes de Perrone: Un blanco y negro vívido, realzado por una cuidada fotografía, que posibilita la elección de primerísimos primeros planos de los protagonistas, emulando al expresionismo alemán. Dicha estética logra un acercamiento con los personajes y de esta manera, avanzar en el seguimiento de sus acciones, ya sea compartir un momento con un compañero, descubrir qué hay tras el robo de cabello por parte de una doncella, o sorprenderse ante los reclamos del emperador de turno.

La intervención plástica de la imagen, con esa eterna lluvia que nubla los pensamientos de los personajes y que permiten que, luego, al ingresar en palacios y la presentación de un misterioso ser mitológico de metales, engranajes y ruedas, se ofrezcan más elementos para la composición de su sólida propuesta frente al espectador.

No importa si no es Japón, o si el edificio a punto de derrumbarse que muestra como palacio decadente se encuentra en realidad en su Ituzaingó natal. Al contrario, en ese valerse de elementos simples, el director como el espectador conectan con algo primigenio y constitutivo del ser humano: su capacidad para el juego y la imaginación.

Razón por la cual, jugando, delirando, ingresando en ese mundo de samuráis con espadas y ojotas compradas en una feria, hay más verdad que en cualquier superproducción hollywoodense. Películas en donde la estrella de turno (sea Tom Hanks, Mat Damon, o el nombre que se quiera) termina por descreer de aquello que le proponen, sin la rigurosidad, por ejemplo, con la que Paulo Pécora compone su personaje.

8.0
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