Protagoniza “Errante Corazón” escrito y dirigido por Leonardo Brzezicki

Leonardo Sbaraglia en la piel de un hombre desesperado por amar y ser amado

“La historia de Santiago nos pone frente al espejo de nuestra propia vulnerabilidad”, comparó el actor en una charla exclusiva con EscribiendoCine.

Leonardo Sbaraglia en la piel de un hombre desesperado por amar y ser amado
Leonardo Sbaraglia
Leonardo Sbaraglia
miércoles 27 de octubre de 2021

Caminar con una mochila equilibrada ayuda a que uno pueda mantener el torso erguido, sin embargo, si el peso es excesivo resulta perjudicial para la salud. Y justamente esto último es lo que le sucede a Santiago, que día a día suma a la “mochila de su vida” dolores, desilusiones, frustraciones, rupturas y tensiones, que obstaculizan su andar y lo mantienen totalmente a la deriva. Con arrojo, compromiso y madurez, Leonardo Sbaraglia es quien carga la mochila de Santi en el elogiado filme Errante Corazón (2020), escrito y dirigido por Leonardo Brzezicki, que se proyecta en el Espacio INCAA Gaumont y HBO Max. 

EN BUSCA DE LA EXPERIMENTACIÓN

Cada película no solo tiene sus singularidades, sino que, la forma en la que ese proyecto y su protagonista se vinculan también tiene su especificidad. En Errante Corazón, Leonardo Sbaraglia recibió el guion a través de su representante Ramón Pilacés, quien lo leyó, le gustó mucho y le advirtió “¡Leélo!... pero no sé si te vas a animar”. Asimismo, varios allegados al actor, como Javier Braier y Diego Lerman, le mandaron mensajes recomendándole ese mismo guion cinematográfico y al director detrás del mismo (Leonardo Brzezicki).

“Lo leí inmediatamente y me pareció maravilloso. Podía tener las dudas propias de decir quién es el director, qué hizo, porque no tenía muchas referencias suyas. Me encontré con él y entre las primeras cuestiones que me nombró fue a John Cassavetes y a Gena Rowlands como referencias hipotéticas e inspiracionales para el personaje, y eso me entusiasmó. Me encantó que le gustase esa manera de trabajar muy uniforme entre los actores y el equipo que hacen la película, todos en el mismo barco en pos de cierta investigación y experimentación. A nivel personal me interesa perseguir esa idea, por como es mi formación y mi gusto”, planteó Leo. 

En Errante Corazón, Sbaraglia interpreta a Santiago, un hombre de alrededor de 50 años, chef, dueño de un prestigioso restaurant y padre soltero, que se encuentra quebrado emocionalmente y a la deriva tras la ruptura de su relación con Luis (Alberto Ajaka), y emprende una desesperada búsqueda por amar y ser amado. Asimismo, se refugia especialmente en el vínculo entrañable que mantiene con Laila, su hija adolescente (Miranda de la Serna), en medio de una complicada convivencia. 

UN NUEVO RETO

Sbaraglia comenzó la preparación de Santiago luego de encarar, en el marco de la ficción, dos personajes que provenían de la vida real y requirieron de mucha observación: en Cuba filmó La Red Avispa, donde interpretó a José Basulto, un hombre que fue entrenado por el Ejército, la CIA y el Servicio de Inteligencia estadounidense y, por otro lado, se instaló en Italia para hacer la serie Maradona. Sueño Bendito, en la que encarnó a Guillermo Coppola, el popular representante de Diego Armando Maradona.

El actor sabía que el arranque de Errante Corazón estaba muy cerca y consideraba que para la construcción de su personaje necesitaba no solo tiempo, sino, principalmente, arrancarlo de manera un poco más cronológica. Es que, inicialmente, estaba estipulado empezar el rodaje en Brasil, que es donde transcurre la segunda mitad de la película, lo que implicaba afrontar un Santiago con un largo camino recorrido, por lo que el actor consultó si se podía comenzar por Buenos Aires, algo que fue comprendido y aceptado por el equipo del largometraje.

“Con Leo inmediatamente nos entendimos muy bien, igual que con Paulina, que es una actriz amiga de él, conocía mucho el trabajo de la actuación a nivel técnico y estaba con nosotros en las prácticas. Estuvimos horas y horas trabajando cada día, eran ensayos muy intensos, y el director perseguía con mucho ahínco lo que quería”, recordó Sbaraglia y, luego, agregó: “Filmamos durante cuatro semanas y media, a finales del 2019. Fue un rodaje apretado, sobre todo el plan de rodaje en Brasil, pero trabajamos muy bien porque fue un equipo, todos estaban muy implicados con la película, realmente era muy hermoso hacerla. Yo la disfruté mucho porque a los pocos días de rodaje ya sentía que el personaje estaba armado, que se podía pulir y seguir ablandando pero, gracias a ese tiempo de ensayos que tuvimos y algunas cosas que fuimos encontrando, ya estaba planteado, y eso para un actor es una gran tranquilidad”.

Uno de los lazos más relevantes dentro del filme es el de padre e hija, entablado por Sbaraglia y Miranda de la Serna. Por su parte, el actor conoce a la madre de la joven actriz, Érica Rivas, desde hace mucho tiempo, de hecho, trabajaron juntos en la película de 1996, Besos en la frente, y luego compartieron muchas clases de teatro, además del amor y el respeto por la profesión. Y en cuanto al padre de Miranda, Rodrigo de la Serna, Leo lo conoció por medio de Érica, y siempre lo admiró.

“Apenas me encontré con Miranda fue como verme con alguien que ya conocía, empatizamos y hubo conexión absoluta. Trabajamos mucho la confianza, el amor e ir encontrando este vínculo, fue muy fácil y hermoso. Eso conjugado con las horas que le pusimos al trabajo y las directivas del director. Me encontré con una actriz con un futuro que no te puedo explicar”, elogió el protagonista de Errante Corazón.

EN CAÍDA LIBRE

A lo largo del largometraje, Santiago se enfrenta a distintas contradicciones y experimenta un derrumbe paulatino en diferentes aspectos de su vida. Para su construcción, Sbaraglia conjugó tanto la mirada del director, que concebía al personaje como una persona acelerada, con muchos tics y con una incomodidad constante, como su parte más interior y próxima, de su propia naturaleza.

En cuanto a su empatía para con el personaje, el actor reveló: “Me tocó y me conmovió.  Mi vida no tiene nada que ver con la de Santiago, pero hay lugares donde lo puedo sentir perfectamente. Cuando lo leí me pareció que también estaban hablando de mí, creo que toca algo que nos concierne a todos, un lugar al cual no nos animamos a ir, como si uno en algún momento de la vida- ya sea por protección, supervivencia, cultura, sistema social o capacidad de sociabilizar con el resto de la humanidad- se va convirtiendo en algo, se va escudando, construyendo un personaje hacia el afuera, y va dejando de lado quizás aquellas dudas, dolores y cosas que no están resueltas”.  

A continuación, agregó: “No podría decir cosas concretas porque a mí no me ha pasado nada traumático en mi vida. Tengo una relación hermosa con mi familia, pero aun así hay algo del orden de lo no dicho y de lo que no tiene mucha forma durante la construcción de los vínculos y la propia identidad en la infancia que deja un montón de preguntas y de heridas que tienen que ver con la propia vida, algunos lo resuelven de una manera, otros de otra, pero ahí está presente. Entonces, es como si la historia de Santiago, con sus extremos, su ansiedad, su dolor, su relación con su hija, su identidad y su sexualidad, nos pusiese frente al espejo de nuestra propia vulnerabilidad”.

EN PRIMERA PERSONA

A lo largo de su ecléctica y vasta trayectoria, Sbaraglia ha interpretado disímiles y singulares personajes que lo han puesto a prueba una y otra vez, tanto en cine como en teatro y televisión. En su camino cinematográfico aparecen decenas de películas y, entre ellas, se encuentran: La noche de los lápices, Tango feroz: la leyenda de Tanguito, Cenizas del paraíso, Plata quemada, Las viudas de los jueves, Sin retorno, Aire libre, Relatos salvajes, Al final del túnel, Sangre en la boca, El otro hermano, Dolor y gloria y la aun no estrenada Hoy se arregla el mundo

“Creo que cuando uno logra, como actor, despojarse y dejar atrás algunas cosas, que tienen que ver con los propios miedos también, o con el propio ego, y pone por delante un trabajo, un buen guion, algo que es sagrado, ¡hace bien! Lo que más he aprendido de los personajes es que, a veces, cuando uno siente que está caminando entre jabones es cuando mejor está la cosa. Mientras que, cuando uno quiere sostenerse en un lugar y controlar una posición es cuando puede salir un buen trabajo, pero no va a ser muy diferente a lo que venías haciendo. Yo, sobre todo en los últimos años, aprendí que cuando soltás algo de adentro y empezás a patinar más sobre bananas, que parece que te vas a caer en cualquier momento y no podés hacer ancla, ahí a veces salen cosas que son completamente inesperadas”, consideró Sbaraglia.

Por otro lado, en una escena de Errante Corazón, Santiago enuncia 'Todos estamos tratando de entendernos, estamos en la cornisa'. Partiendo de esta premisa y ante la pregunta sobre si logró entenderse a lo largo del tiempo, el actor reflexionó: “Tengo 51 años y aun así me sigo sintiendo una persona con un montón de cosas por aprender, no digo con todo porque sería injusto con el aprendizaje que ya tuve, pero siento que me falta un montón, y mucho depende de esa cornisa, de estar formando cada vez un nuevo borde para crear un nuevo espacio de aprendizaje. El abismo tiene que estar contenido, porque sino es un abismo en el que supongo que te perdés y te estrellás, pero entiendo que yendo hacia adelante y generando nuevos sistemas que, de alguna manera, se alejen de los que a uno le hacían daño o lo llevaban siempre para el mismo lado, te da la verdadera libertad. Es ir soltando viejos mecanismos que tienen que ver con lugares donde uno estaba más encerrado que otra cosa”.

IDENTIFICACIÓN FRENTE A LA PANTALLA

“¡Me gusta ir al cine a que me sacudan!”, resaltó Leo sobre sus preferencias a la hora de ver un film, y justamente eso es lo que el público cuenta que siente al experimentar Errante Corazón, ya sea en la pantalla grande del Espacio INCAA Gaumont o en las pantallas de los dispositivos electrónicos hogareños en los que se puede acceder a la plataforma HBO Max.

“Pensé que iba a ser una película que a la gente le iba a parecer muy dura, muy dolorosa, y que iba a tener una opinión al menos más acotada del público, pero la respuesta de los espectadores que la ven es bastante unánime, algo que no había tenido con tantas películas. Estoy recibiendo mensajes inclusive de compañeros, compañeras, directoras, directores, que admiro y respeto muchísimo, y nunca me habían hecho comentarios tan hermosos de mi trabajo, eso no te voy a negar que me da una alegría y una emoción enorme”, agradeció Sbaraglia.

Por último, añadió: “Hay algo del conflicto, de la situación, del mundo que sufre Santiago, que la gente empatiza y lo reconoce como su propio mundo y conflicto. Esto me parece increíble, es como si pudieran reconocerse en él y empatizar con su dolor, su inseguridad, su herida. Brzezicki logró en un guion hablar de algo que toca cosas que cada uno puede ver y sentir. Él hizo este filme con sus entrañas, y eso se nota, es muy personal, y no se pensó si tenía que hacer 100 mil espectadores o un millón. El valor cinematográfico que tiene Errante Corazón es absoluto porque es una película muy honesta y transparente en su contenido”. 

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