El realizador presenta su nueva película en el cine Gaumont

Martín Farina vuelve a los cines con "El lugar de la desaparición", segunda parte de su trilogía familiar

“Yo trabajo con los elementos que tengo, siempre empiezo con nada y tal vez después consigo algún apoyo, pero el trabajo de cine es siempre constante”, cuenta en un diálogo con EscribiendoCine.

Martín Farina vuelve a los cines con "El lugar de la desaparición", segunda parte de su trilogía familiar
Martín Farina
Martín Farina
martes 28 de septiembre de 2021

Desde el jueves 30 de septiembre a las 18.30 en la Sala 2 de Cine Gaumont, se podrá ver El lugar de la desaparición (2018), de Martin Farina, segunda parte de su trilogía, iniciada con Cuento de chacales (2017) y culminada con Los niños de Dios (2021), presentada en el último BAFICI.

¿Cuándo decidiste que querías dirigir películas?
Es un sueño que tuve desde que empecé la Facultad, hice un taller de cine en la carrera, estudié comunicación, uno de los profesores era Juan Mascaró, que me incentivó y hoy tengo una relación, aprendí a usar la cámara, aprovechando la que tenía mi familia, ahí descubrí el documental y soñaba con hacer una película, pero nunca pensé que podía llegar a hacer algo que tuviera algún valor, todavía me sorprende que a alguien le de ganas de ver algo que yo hice.

Pero esto sí pasa, de hecho, esta película era muy esperada…
Esta película apareció como algo inesperado y se metió mientras estaba haciendo Los niños de Dios, imaginando así una suerte de tríada, pero irrumpió y la filmé sin ningún preconcepto filmando lo que allí acontecía.

¿Cómo es trabajar en varios proyectos en paralelo y salir de personajes conocidos a gente de tu familia?
Cuento un poco con la complicidad de ellos, y tienen cierto “adiestramiento” porque me ven filmando y la dinámica de lo conocido, conmigo filmando, creo que hay ahí una complicidad, en el hecho de que sucede todo el tiempo, sin tener que preguntarse tanto sobre la situación, y en el estar constantemente filmando surge esto. Una de mis tías que aparece en la película, actuó en mi primer corto, que presenté oportunamente en el Festival de Cine de Mar del Plata, y quedó seleccionado en una selección de cortos de escuela, y en ese momento, me di cuenta que quería hacer cine, donde me encontré con otras personas en lo mismo, vi películas que nunca había imaginado y hasta conocí de casualidad a Ken Russell. Cuando tuve mi primera cámara, en 2003 ó 2004 filmé una escena que está en la película.

En tu propuesta hay una manera de reflejar aquello que vemos que tiene una sensación de “espiar” potente ¿cómo lo lográs?
No sé cómo lo hago, pero sucede, creo que hago una construcción, y que al no haber estudiado cine, me atrevo a utilizar las herramientas como creo, y no hay nada que esté construido a espaldas de los personajes, que muchas veces coincide con la persona, pero alejado. En esta película cada personaje, rodada en la casa donde yo empecé a filmar, se ubicaba dando un parlamento o en una escena, y la cámara se posiciona en un lugar incómodo, y me gusta mucho esa construcción en la que se siente que hay algo en el medio, algo que exija que uno haga un proceso.

No sólo en esta película, sino en todas…
Creo que será algo de la identidad estética que busco o se va construyendo a lo largo del tiempo, yo sabía que quería hacer películas, pero no sabía que todo el tiempo iba a estar haciéndolo. A veces pienso si tengo que tomarme una distancia del mundo para hacer películas, pero muchas veces me surgen ideas que tengo que seguirlas, e indefectiblemente se continúan ciertas ideas. En las películas de Raúl Perrone y Esther Díaz tal vez hay otra impronta, y por eso en las otras tal vez se da esa especie de continuo.

¿El proyecto lo terminás en la sala de edición?
Sí, un poco funciona así, y más que nada en El lugar de la desaparición, Cuentos de chacales y Los niños de Dios, hay muchas partes que se construyeron como una especie de found footage de mi material, en donde lo audiovisual me tiene que seducir, generar intriga, sin renunciar a todo lo que uno quiere sentir cuando ve una película. Disfruto mucho eso, aunque tal vez tenga elementos muy precarios para hacerlo, pero me gusta lo que veo. En el rodaje ya imagino las escenas, dialogo y discuto conmigo mismo, al estar filmando, y que lo comparto con Mercedes Arias y Tomás Fernández, que me acompañan en el rodaje, allí pienso las situaciones y en la edición se termina de concretar.  Siempre busco feedback, tengo mucho ida y vuelta, como en esta película y otra que estoy por estrenar, se dio esto de filmar, ir a editar, volver a filmar, volver a editar, yo siento que puedo ver hacia adelante pero no mucho, es mi realidad como director, siento que hay un límite para ver hacia adelante, voy a filmar, y si siento que puedo consolidar algo de esa idea puedo ir a otra cosa. El lugar de la desaparición es un poco el resultado de ver algo que pasaba e ir a por ello.

Lo de no poder imaginar hacia futuro tal vez determine que estés con tantos proyectos a la vez…
Sí, seguro, pero también yo tengo la suerte de poder vivir de esto, de hacer películas, es mi trabajo, me levanto a la mañana y tengo que hacer películas, no tengo otra fuente de ingresos, tengo que levantarme y trabajar, y mi impulso me lleva a editar una escena nueva, por eso me identifico mucho con cómo trabaja Perrone, eso lo siento.

Esto es algo que realizadores no cuentan mucho, y que generalmente piensan que una película lleva muchos años y tienen que en paralelo dedicarse a realización de otros proyectos…
Los caminos para llegar a hacer una película son muy raros y extraños, no sé si son la mayoría de los que estudiaron una carrera los que después van y hacen una película, en Argentina por lo menos es un camino muy diverso, y las maneras de hacer una película es valioso, por ahí hay gente que hace una película que le determina toda su vida, y capaz que se prepararon para hacerla y la hicieron, como dice Gustavo Fontán, uno no hace cualquier película sino las películas que son de uno. No creo que haya un solo camino válido, conozco directores que hacen grandes películas, pero trabajan en publicidad y utilizan esos ingresos para hacer una propuesta, yo trabajo con los elementos que tengo, siempre empiezo con nada y tal vez después consigo algún apoyo, pero el trabajo de cine es siempre constante.

En este proceso, ¿qué importancia le das al estreno? ¿qué representa para vos?
Es muy importante, porque pienso las películas desde algo marginal, y el estreno me parece una abstracción. El lugar de la desaparición no tiene ningún apoyo, la presenté en Mar del Plata, pensé estrenar la trilogía entera, y ahora conseguimos la posibilidad de estrenarla, pero ya había pensado que no iba a suceder. El estreno en mis películas no está contemplado desde su origen, como tal vez está presente en otras maneras de hacer cine, igual lo acepto, y la instancia del estreno hoy también es una incógnita con tanta oferta de materiales a disposición, y para no angustiarme me refugio en el “fabricante de películas” que soy, pero claro, de ahí al estreno es un blanco, es como un sueño eterno hasta ver qué pasa con la película.

Y si llegara una oferta de trabajo para hacer una película con todas las instancias que generalmente se incluyen en el proceso, deadlines, y demás, ¿aceptarías?
No sé si me siento preparado para eso, hay muchos universos para hacer películas, y veo que en cine hay muchos universos distintos de las construcciones, poniendo todos los equipos en diversas instancias de diálogos, y eso no lo he hecho, no me veo capacitado por eso y podría seguir trabajando con las dos personas que lo hago, pero entiendo que para esos proyectos tendría que trabajar con mucha más gente.

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