Crítica de "Aislados", ni Cris Morena se animó a tanto bodrio

En Aislados seis de los influencers mas famosos de Brasil, amigos entre sí, se embarcan para pasar un fin de semana en una lujosa y solitaria isla privada. Todo es alegría, glamour y por supuesto apariencia hasta que después de una tormenta tropical el yate que habían rentado desaparece y quedan varados sin ningún tipo de señal con el mundo circundante. Lo que sigue es lo obvio. La crisis imperante saca lo peor de cada uno y también los trapitos al sol. Los amigos no son los amigos.

Dirigida por Víctor Soares y protagonizada por un grupo de jóvenes carilindos pero carentes de cualquier virtud artística, Aislados es insostenible (e insoportable) en todo sentido. Decir que es frívola y superficial es un halago frente al horror técnico y artístico que uno puede apreciar sin la necesidad de ser un especialista en la materia. No hay una idea, un guion, una historia coherente aunque sea tonta. No hay nada. Y mucho menos talento.

Una historia que desde lo narrativo recurre a cuanto lugar común existe con situaciones obvias, mal resueltas y pésimamente actuadas, mientras que desde lo cinematográfico no llega al nivel de un culebrón de la tarde. Ni lo atractivo del lugar logra subir el nivel frente al mal uso y abuso de los recursos visuales. La escena de la tormenta, que supuestamente es una de las peores de la historia, se asemeja más a un simple remolino, que al tsunami que se tragó una embarcación. Los “actores” en primer plano gesticulan tanto la sobreactuación que uno duda sobre si en realidad son seres humanos o marionetas de madera.

Pero no todo es tan patético y desastroso en Aislados, siempre hay algo para rescatar y en este caso es la duración. Apenas 73 minutos que, a pesar de que parecen una eternidad, no son mucho más que un mal capítulo de una telenovela de cuarta. Tan mala que ni siquiera causa risa. Solo vergüenza ajena y lástima de haber caído tan bajo.