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Crítica de “Undine”, el mito subacuático según Christian Petzold

La película apertura del Festival de Cine Alemán readapta el mito de "Ondina", un ser mitad humano mitad pez que activa una venganza luego de un desencanto amoroso.

jueves 01 de septiembre de 2022

El director de Transit (2018) y Ave Fénix (Phoenix, 2014) trabaja nuevamente sobre lo inexplicable del amor a través de apariciones fantasmagóricas. En este caso es el mito de Ondina el que articula la trama, para centrar el relato en una historiadora (Paula Beer) que sufre una separación y comienza una nueva e intensa relación con un hombre (Franz Rogowski) que trabaja de buzo industrial.

De mas está decir la importancia del elemento simbólico en el relato. En la trama aquel que tiene que ver con el mito griego-germánico: el agua, el pez, la conexión subacuática, la vida y la muerte. Siempre desde la “superficie” de la historia. En segundo término, la alegoría sobre Berlín y su arquitectura antigua y moderna. Undine es guía de un museo y explica las variaciones y unificaciones que sufrió la ciudad de Berlín desde sus tiempos de división (occidental y oriental) hasta la actualidad. Una ciudad dividida con una parte antigua y otra moderna, que fueron reconstruyéndose y “encontrándose” de manera parcial a lo largo de las décadas. La metáfora que subyace en la película con la pareja protagónica.

Petzold recurre nuevamente a Paula Beer y Franz Rogowski, la pareja de Transit, para desarrollar la particular relación de Undine (2020). Un film que tiene el misterio y la simbología propia del universo del director, asentada con claridad en la noción de fábula que el mito impone. Esta cualidad le quita ambigüedad y vuelo poético a una película que, de otra manera, podría abrir el juego a mayores interpretaciones. De igual modo el mito no se toma de manera literal como sí sucedía en Amor sin límites (Ondine, Neil Jordan, 2010), sino con varias actualizaciones. Undine es un personaje real, no una ninfa acuática, y la traición que sufre es sólo el marco para encontrarse con el amor ideal.

Sin embargo es un film muy interesante debido a su puesta. El espacio ciudad-campo es un personaje más. La ciudad y su arquitectura funciona de contexto, dando los matices de las relaciones y la frialdad del trato en los vínculos. Notamos la frialdad con que el ex de Undine  (Jacob Matschenz) corta la relación, y el desaprensivo vínculo que ella mantiene con su entorno (compañeros de trabajo, empleados del café, etc.). La cosa cambia cuando se dirige cerca del lago, donde vive su nuevo amor. El clima cambia, los espacios tienen mayor apertura y el agua funciona de elemento mágico, unificador y sorpresivo. Debajo del agua (con cámaras sumergidas que vislumbran un extraño y mitológico pez) todo puede suceder en cuanto a descubrimiento y fantasía. Otras reglas son posibles, el tiempo entra en otra dimensión.

El tiempo es el otro factor fantástico. El tiempo mitológico versus el tiempo real, el tiempo pasado (la Berlín dividida) y la ciudad actual reconstruida y unificada con indicios de fusión forzada. Una Berlín yace debajo de la ciudad moderna, del mismo modo que el mito, yace debajo de la superficie del film.

8.0
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