Crítica de la serie “Sólo asesinatos en el edificio”, la comedia creada por Steve Martin y John Hoffman

Steve Martin es un caso atípico dentro de los cómicos norteamericanos. No sólo protagoniza sus proyectos sino también los escribe y produce. Una cualidad que le permite reaparecer, adaptarse a las nuevas modas de consumo audiovisual y seguir vigente a sus 76 años.

No es casual entonces que está comedia de misterios ambientada en el Arconia, un edificio exclusivo de Nueva York, tenga presente la tradicional y siempre rendidora estructura de suspenso entorno a develar un crimen. La realización de un podcast sobre crímenes reales, producto de consumo del cual los personajes de la serie son fanáticos, es la vuelta de tuerca de esta serie.

Tampoco es casualidad que aparezca Selena Gómez, la joven actriz surgida del aparato Disney para acompañar a dos leyendas de la comedia, el mencionado Steve Martin y Martin Short. Menos extraño resulta que sus personajes estén, de una u otra manera, asociados a personalidad populares del pasado. Realidad y representación se mezclan.

Steve Martin es Charles Hayden-Savage, un actor del pasado que supo ser detective en una exitosa serie televisiva que el público recuerda con una sonrisa. Martin Short es Oliver Putnam, un extravagante director de teatro de Broadway desempleado, cuyos tiempos de éxito quedaron lejanos. Selena Gómez es Mabel Mora, una adolescente que vive en uno de los departamentos del Arconia, propiedad de su tía.

Los opuestos se juntan en el palier del edificio luego de un simulacro de incendio y descubren que comparten entusiasmo por un podcast de crímenes reales. Su interés por el género (y el formato) los une cuando ocurre una misteriosa muerte, y se lanzan juntos a implementar sus conocimientos convencidos de que se trata de un asesinato. Propio de nuestros tiempos, la investigación policiaca que emprenden se vuelca en un podcast realizado por ellos mismos de título Only murders in the building. 

Sólo asesinatos en el edificio (Only murders in the building, 2021) es efectiva, fluye su narración, conectan sus personajes con el público y hay química entre los actores. Todo funciona de maravilla. El equilibro entre humor y misterio a resolver es fantástico y acompaña la elocuente personalidad de cada uno de los tres protagonistas. La serie se desarrolla con el encanto de los policiales clásicos y, la puesta en marcha de una segunda temporada, augura un destino similar para esta propuesta.