Crítica de "Un crack", Argentina, fútbol y ambición

Diego Lamote (Christian Sancho) es un ex jugador de futbol que por una lesión en su rodilla, abandona las canchas, vuelve a su país y se dedica a representar jugadores. Un contacto le informa que hay un joven del Club Atlético Acassuso de San Isidro, donde él jugaba, que parece tener un futuro prometedor. En su búsqueda por lograr el contrato con el chico, se encuentra con la necesidad de restablecer su relación con el entrenador Francisco (Andrés Vicente).

Por un lado Diego, como representación de un hombre que tuvo sus años de gloria y lleva una vida de lujo. Su búsqueda por lograr el contrato con el joven es lo que se entiende como su pase para volver a estar en el escenario del futbol. Por otro lado Francisco, el entrenador solitario, alcohólico y con una adicción al juego que le trae problemas económicos. Ambas fuerzas oponentes se deben poner de acuerdo para superar su pasado y pensar en el futuro de Martin, el jugador estrella.

Si bien el drama comienza con la vida de Diego y la viva imagen del mercado de jugadores, al correr de la historia se fusiona con la violencia representada en Francisco. El silencio como recurso dramático para reflejar la vida del entrenador como un hombre cuya rutina lo castiga, combinado con los flashback junto a su esposa que muestran su felicidad, dan como resultado una historia completa con un giro sospechado que cumple con las expectativas.