Crítica de la serie “El Reino”, sobre el ascenso de grupos evangelistas a la política

En El Reino (2021) confluyen un dream team de talentos delante y detrás de cámara pocas veces visto. La autora de las novelas policiales de mayor influencia en el cine nacional oficia aquí de co-guionista de esta serie de 8 episodios. Su gusto por los temas escabrosos que resultan ser una excusa para hablar y/o reflexionar sobre otras cuestiones recae aquí en los negociados que llevan a grupos religiosos a buscar un lugar en la política.

El tema es la manipulación de la opinión pública para ascender al poder, algo muy propio de nuestros días, tenga que ver o no con la religión.

Marcelo Piñeyro, que ya había trabajado con Claudia en La viuda de los jueves (2009), regresa a las grandes ligas con un thriller con todos los tintes de espectacularidad que el policial sórdido requiere. La historia comienza cuando el pastor evangélico y candidato a vicepresidente Emilio Vázquez Pena que compone Diego Peretti, se posiciona luego del asesinato de su compañero de fórmula. 

Su mujer Elena, interpretada por Mercedes Morán, y sus asesores Julio Clamens (Chino Darín) y Rubén Osorio (Joaquín Furriel), son interrogados por la fiscal que investiga la causa Roberta Candia (Nancy Dupláa). Estos personajes representan algunas de las caras conocidas que veremos capítulo a capítulo.

Miguel Cohan, otro conocedor del género (Betibú, La misma sangre), dirige varios episodios mientras que la producción general está a cargo de K&S, responsables de Relatos salvajes (2014) entre muchas otras.

En un año electoral está producción encuentra eco con la realidad argentina y latinoamericana, donde el poder de convocatoria de la iglesia evangelista es muy superior a la de cualquier partido. Cualquier parecido con la realidad no es pura coincidencia.