Crítica de "Cielo rojo sangre", vampiros alemanes en un vuelo a Nueva York

La historia comienza cuando Nadja, una madre junto a su pequeño hijo, aborda un avión en Alemania con destino a Nueva York. Todo indica que ella tiene cáncer y que viaja a la ciudad norteamericana para iniciar un tratamieno. El vuelo transcurre con normalidad hasta que un grupo de terroristas lo toman por asalto. Cuando la confusión de apodera de los pasajeros, uno de los captores hiere a la joven mujer de manera mortal. Pero, nada es lo que parece. Ni ella está muerta, ni sufre de un cáncer terminal.

Dirigida por el alemán Peter Thorwarth, guionista de La ola (2008), la historia nos conduce en un principio por los caminos más trillados del subgénero de secuestros aéreos, recurriendo a una narración convencional, entretenida, pero con todos los clisés que la caracteriza, para, transcurridos los primeros 30 minutos, pegar un brusco giro de timón y convertirse en una película de vampiros.

Cuando parece que ya agotó todas sus armas (o cruces) el género de vampiros siempre propone algo nuevo que lo saca de la obscuridad. Lo presenciamos en 1992 con Drácula de Bram Stoker, dos años más tarde con otra adaptación literaria, Entrevista con el vampiro, en 2007 con Soy leyenda, de Francis Lawrence, un año después con  Déjame entrar, película sueca que adaptaba la novela de John Ajvide Lindqvist, y en 2013 con Solo los amantes sobreviven, del realizador Jim Jarmusch, por citar solo algunos ejemplos emblemáticos. Cielo rojo sangre (Blood Red Sky, 2021), que también tiene algunos puntos de contacto con la surcoreana Estación Zombie (2016), no se compara con el Drácula de Coppola o los amantes de Jarmusch, pero propone algunas ideas interesantes y giros narrativos para un género en constante mutación. Tampoco será la primera vez que los vampiros viajen en avión. En El aviador nocturno de Stephen King o la serie The Strain ya usaban este medio de transporte.

Cielo rojo sangre consigue transmitir todo aquello que se espera de una película de terror pero que en el fondo también es un thriller. Una idea atractiva que combina dos tramas ya vistas hasta el hartazgo, pero que unidas entretienen y no defraudan, gracias a una representación "algo original" que saca a los vampiros de las llamas del infierno para llevarlos a la luminosidad rojiza del cielo.