Pasado, presente y futuro cinematográfico

Magui Bravi: Perseverancia y precisión desde el escenario hasta la pantalla grande

“Una herramienta que a mí me sirve mucho en cine, y viene del lado del baile, es la repetición -casi metódica- de cada escena, como si fuera una coreografía”, sostuvo la actriz y bailarina en diálogo con EscribiendoCine.

Magui Bravi: Perseverancia y precisión desde el escenario hasta la pantalla grande
Magui Bravi
Magui Bravi
jueves 08 de julio de 2021

“No hace falta que haga el casting, preferimos otro perfil”. Este fue uno de los comentarios que una vez llegó a oídos de Magui Bravi y que no se refería a su falta de concordancia con el pysique du role requerido para el personaje de una película ni a su forma de actuar, sino a su participación previa en un programa televisivo considerado “mediático”. Sin embargo, esto no resultó un freno para la actriz y bailarina en sus búsquedas e intereses cinematográficos, por lo tanto, más allá del tiempo que debió esperar hasta que aparecieran posibilidades de audición, logró su sueño. De hecho, su currículum audiovisual incluye diferentes personajes, a través de participaciones pequeñas o protagónicas, en proyectos enmarcados en distintos géneros, sobre todo en el terror.  

Los comienzos artísticos de Magui se relacionan con la danza y sus múltiples estilos, como ballet clásico, contemporáneo, tango y árabe. Precisamente, su popularidad en los medios fue a partir de su participación y posterior consagración como ganadora en el reality show Soñando por Bailar 2 y como subcampeona en el certamen televisivo Bailando 2012, ambos emitidos por El Trece. Luego, demostró su formación actoral en diversas obras de teatro, tanto cómicas como dramáticas. Si bien estaba interesada en hacer cine, lo veía como algo “bastante imposible”.

“Yo creo que somos una sociedad que etiqueta mucho, y si bailas es medio difícil que también puedas actuar y, si además actúas, es medio difícil que puedas hacer un papel un poquito más profundo, y así, siempre hay muchos prejuicios y barreras que lentamente hay que ir rompiendo. Obviamente esto hacía que mi forma de pensar viniera de ahí. Por un lado, decía '¡Yo puedo!' y, por otro lado, me preguntaba '¿Me dejarán castear?'. Entonces, fue una búsqueda bastante larga”, recordó Bravi.

Su primera experiencia cinematográfica fue por medio de la comedia ¿Qué puede pasar?, donde interpretó a Antonella, uno de los personajes secundarios de la historia, y fue dirigida por Andrés Tambornino y Alejandro Gruz. Tiempo después, y con otros proyectos en el medio, consiguió más roles secundarios en las películas La panelista, dirigida por Maximiliano Gutiérrez y, Madre, a cargo de Amin Yoma.

“Para mi fueron muy importantes cada uno de esos papeles. En ese momento, mi objetivo era formar parte del mundo del cine, no venía con la postura de 'Si no es un protagónico no agarro nada', todo lo contrario. Además, eran un primer paso para que otros directores me vieran y dijeran 'Ah, mirá, ya está haciendo cine, quizás le puedo ofrecer este papel'”, expresó.

Más allá de las singularidades de la actuación en cine, Bravi señaló un punto de contacto entre su labor en el séptimo arte y su paso previo por otras disciplinas artísticas. “Una herramienta que a mí me sirve mucho y viene del lado del baile es la repetición -casi metódica- de cada escena, como si fuera una coreografía. En cine tuve que repetir varias secuencias para distintas películas y cuento con algo que poseen muchos bailarines que es que si algo funcionó lo puedo volver a hacer exactamente igual a la vez anterior, si es que el director lo pidió así”.

CAMINO HACIA EL TERROR

Paso a paso Magui comenzó a posicionarse con mayor firmeza en el ámbito cinematográfico y a conseguir personajes más protagónicos en filmes pertenecientes al género de terror: fue Noelia en el cortometraje Géminis, dirigido por Pablo Fritzler, Erica en el largometraje The 100 Candles Game, dirigido por Nicolás Onetti,  Guillermo Lockhart y demás cineastas, Eleonora en , a cargo de Amin Yoma y, Emilia en La forma del bosque, de Gonzalo Mellid.

“Haciendo cine de terror la atmósfera es súper diferente respecto a cuando uno hace una comedia, que quizás es un poco más distendida, o por lo menos eso fue lo que me pasó a mí. En el cine de terror me encontré con personajes oscuros y muy interesantes de crear. Fueron grandes desafíos y búsquedas de otros cuerpos, más rotos y, en algunos casos, con maldad. Para mí también fue un honor que los Onetti me llamaran para hacer mi primer protagónico en inglés, que es El juego de las 100 velas”, resaltó.

Algunos de sus papeles implicaron una gran transformación desde lo físico, a partir de maquillaje y efectos especiales. Sobre las posibilidades de este recurso, la actriz planteó: “Es mucho más fácil interpretar un personaje maligno si además todo el cuerpo está transformado en algo horrible. Después de ocho horas de maquillaje, vos misma te mirás al espejo y no te reconocés, por lo que claramente es sencillo buscar algo terrorífico. También tuve la suerte de laburar con gente muy espectacular en efectos especiales y en make up”.

Por otro lado, para los roles ficticios que no requieren de demasiadas modificaciones físicas, indicó: “No sé si busco algo en particular, creo que cada personaje tiene un mundo diferente. Por ejemplo, en el caso de Géminis, se trata de una chica caníbal que tiene un restaurant de ese tipo y para ella es lo más normal del mundo, por lo que implicaba una búsqueda desde su naturalidad en algo completamente extremo, que no nos toca en nuestra realidad, así que fue bastante desafiante. O, en El juego de las 100 velas, el móvil más grande es la sed de venganza. Me gustan mucho los personajes que vienen y se vengan”.

Fuera del séptimo arte, ante la pregunta de a qué aspectos teme en su propia vida, respondió: “No tengo mucho miedo a lo sobrenatural. Sí hoy me pasa algo que no me ocurría antes, y es que le tengo más respeto a algunas cuestiones que hacía previamente y ya no sé si me animaría a hacer, como son los deportes extremos, andar rápido en un auto o algunas cosas que realicé como bailarina. Creo que es un tema de la edad, que con el tiempo vas teniéndole más respeto a la muerte y te vas dando cuenta que sos un ser mortal. Cuando sos más joven, o adolescente, medio que pensás que te las sabes todas y no importa. Por ejemplo, hoy pienso un poco antes de hacer Bungee Jumping”.

NUEVOS RETOS AUDIOVISUALES

Cambiando de formato, Magui también incursionó en el fenómeno de las series. De hecho, participó en Gorda, El sueño del pibe y en los episodios “Los libres” y “Sin conexión” de Punto de quiebre, todas propuestas correspondientes a UN3TV. Una particularidad del último proyecto es que se trata de la primera serie de ficción argentina filmada en formato 360°.

“La cámara tenía un montón de lentes, entonces, estaba en el set yo sola con ella. Eso fue muy especial porque me dio una libertad súper grande, que quizás no se siente cuando el set está lleno de gente. En este caso, había escenas muy íntimas, de hecho, en una está mi personaje con el de Tomás Fonzi a distancia y cada uno le pide cosas al otro, que tienen que ver con mantener una relación a distancia y con lo sexual que implica esto. Fue muy fácil de hacer porque yo estaba sola con una cámara en una habitación, entonces, por ahí me tenía que desvestir o algo y no había nadie. Es una forma de filmar muy diferente y me encantaría repetirla”, destacó.

A partir del título de la serie, Bravi pensó cuáles son los puntos de quiebre en su camino artístico: “Creo que tengo una vida en la que me pasaron un montón de cosas, pude cumplir un montón de sueños y sigo por ese camino. Desde que era muy chiquita mi sueño era bailar en el escenario del Teatro Colón, después, mostrar en televisión lo que había estudiado desde pequeña y, luego, apareció el gran sueño de hacer cine… ¡Y aquí estamos! Uno tiene que estudiar, prepararse, y la vida te va mostrando cuál es el camino. Obviamente, cuando aparece el tren hay que subirse, porque por ahí pasa una sola vez”.

PRÓXIMAMENTE

En los últimos meses, la actriz tuvo una participación especial dentro del filme que aborda historias urbanas del “conurbano” y relaciones de la vida cotidiana del ámbito social, económico y político desde 1976 hasta la actualidad. En el thriller, protagonizado por Gerardo Romano, Nacha Guevara, Virginia Lago, Pablo Rago y Rodolfo Ranni, Magui interpreta a una mujer víctima de violencia de género.

Asimismo, espera con ansias otros dos proyectos: por un lado, una película en la que encarnará a una villana y que tiene previsto su inicio de rodaje en octubre y, por otro lado, un policial que aún no tiene fecha confirmada para el comienzo de su filmación.

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